miércoles, 8 de enero de 2020

ESTACIÓN CENTRAL (CAIRO STATION)


Qinawi (Youssef Chahine), un tullido que se gana la vida vendiendo periódicos en la estación central de trenes de El Cairo, está obsesionado con Hanuma (Hind Rustum), una atractiva vendedora de refrescos. Hanuma trata a Kinawi de manera comprensiva y bromea con él sobre una posible relación, pero en realidad está enamorada de Abu Sri (Farid Shawqi), un mozo de equipajes fuerte y respetado en la estación que lucha por sindicar a sus compañeros de trabajo para combatir la explotación y el trato abusivo de su jefe.


Egipto, y en general el cine africano, lo cierto es que pesan muy poco en el ámbito de la cinematografía universal, por eso es todo un placer y una grata sorpresa descubrir películas como esta, pues si todo lo que hemos dicho es cierto, lo era aún más en la época en que fue rodada esta película, a finales de los años cincuenta.
Youssef Chahine, realizador y protagonista del film toma algunos elementos del cine del momento y, si bien en un primer instante nos puede dar la impresión de estar viendo un film en el que el realismo y la crítica social, al estilo de lo que se hacía entonces en Italia o Francia es la base de la película, el principal acierto de Chahine es que no se queda ahí, sino que estructura su película sobre la base de un drama amoroso con tintes psicológicos debido a la exclusión social de que es víctima el protagonista y elementos de thriller y a partir de ahí, sobre todo gracias a la elección de los escenarios (una gran estación como es la de El Cairo, da para mucho si se le sabe sacar jugo) es donde va introduciendo los elementos costumbristas y de realidad y crítica social en los que está inmersa la sociedad egipcia del mediados del siglo pasado, que se ve de repente abierta a la influencia occidental sin haber abandonado aún, ni mucho menos, su modo de vida y sus costumbres ancladas en lo tradicional y así nos va dando pinceladas en las que aparecen retratados con gran valentía, los conflictos que esta nueva situación van creando: explotación laboral, sometimiento de la mujer a un machismo recalcitrante, vestimentas, música y ocio, etc. Al contrario que las películas de puro cine social, el film no hace hincapié en esto, sino que nos lo va dejando caer muy bien integrado en la narración general, consiguiendo que estos asuntos vayan calando sin necesidad de hacer especial énfasis en ellos.


Un cine diferente, ambientado en la populosa y caótica Estación Central de la capital egipcia, entre trenes y raíles, técnicamente muy conseguida, con interpretaciones que también se salen de los estándares acostumbrados, pero que resultan cercanas, efectivas, logradas y absolutamente creíbles. Además su corta duración, poco más de una hora, ayuda a que su ritmo no se haga pesado, ya que tampoco se detiene demasiado en situaciones contemplativas.




2 comentarios:

  1. Interesantísimo retrato de la sociedad egipcia mucho antes del advenimiento del islamismo radical. De hecho, su director, Youssef Chahine, estuvo vinculado al Partido Comunista, lo cual se pone de manifiesto en la insistencia de Abu Siri para que sus compañeros se afilien a un sindicato.

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