miércoles, 15 de enero de 2020

12:08 AL ESTE DE BUCAREST


Es el 22 de diciembre. Han pasado dieciséis años desde el fin del comunismo con la caída de Ceaucescu. En una ciudad de Rumanía la Navidad está por llegar. Emanoil Piscoci (Mircea Andreescu), un anciano jubilado se está preparando para otra Navidad que pasará solo y en la que, como hacía en tiempos del viejo régimen, hará de Santa Claus, aunque entonces lo llamaban "Papá Escarcha". Tiberiu Manescu (Ion Sapdaru), es un profesor de historia que acaba de gastarse su sueldo para saldar sus deudas adquiridas por culpa de la bebida. Virgil Jderescu (Teodor Corban), el dueño de un canal de televisión local, parece no estar tan interesado en las próximas festividades. Para él, ha llegado el momento de enfrentar la historia. Junto con Manescu y Piscoci, está tratando de responder por sí mismo una pregunta que durante 16 años no ha tenido respuesta: "¿Hubo o no una revolución en su ciudad?".


Pocos medios y una puesta en escena sencilla, para una película a la que quizá más de uno, no saque el jugo que tiene. Acostumbrados a las parafernalias del cine de grandes presupuestos, esta película independiente, apenas tiene otra cosa que la presentación de los personajes en humildes escenarios y el programa realizado en una televisión cutre de una pequeña ciudad, con los tres protagonistas del film sentados a una mesa que es todo el mobiliario con el que cuenta el estudio donde llevarán adelante su reflexión.


Y esa reflexión no es otra que tratar de averiguar qué ocurrió en la Rumanía de 1989. ¿Por qué acabó el régimen comunista? ¿Fue la presión de la calle lo que realmente llevó al intento de huída del dictador?
En Rumanía se ha creado una particular memoria sobre su reciente historia y se ha fabricado una realidad que poco tiene que ver con lo que de verdad pasó. Al contrario de lo que ocurrió en otros países de más allá del llamado Telón de Acero, las clases dirigentes siguieron siendo las mismas, solo que cambiaron, cuando les interesó, su pátina exterior por la democracia o, en la mayoría de los casos, por el nacionalismo y la cabeza de turco fue Ceaucescu, que apareció como único responsable del pasado y pagó las culpas de todos.
La gente, ni se movió de sus casas hasta que todo estaba prácticamente resuelto, pero después se hizo ver que el país estaba plagado de héroes anticomunistas.
La verdad es que esto me suena a este país nuestro, antes llamado España, en el que de repente, a la muerte del dictador, comenzaron a aparecer demócratas de toda la vida, como setas al salir el sol tras una semana lluviosa.
Con un humor ácido, a lo largo del programa televisivo en que Jderescu departe con Manescu y Piscoci, se producen llamadas de los telespectadores, algunas un tanto surrealistas y va quedando patente que la gente se ha creído la historia que entre todos se han inventado porque así les conviene.




4 comentarios:

  1. Esta película me interesa pues no dejo de pensar en el caso de Ceauscesco y en lo que pasaría en ciertos países latinoamericanos luego de que caigan sus "aprendices de Ceauscescos".
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    En otro orden hermano...Deseo regalarte una copia digital de mi libro de cuentos ¿Cómo nos contactamos?

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    1. Gracias, amigo, muy generoso por tu parte.
      Mi correo: trecce13@gmail.com

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  2. Listo mi hermano. Mi libro PORTUGAL MAR AFUERA ya está en tu correo

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