sábado, 9 de abril de 2016

CRÓNICAS MARCIANAS

En 1950, el reconocido escritor de ciencia ficción Ray Bradbury, publicó "Crónicas Marcianas", quizá junto a Farenheit 451, su libro más conocido. Este texto, en el que se recogen una serie de relatos sobra la colonización de Marte, es el que sirve de base al guión de esta serie británica de 1980, dividida en tres capítulos de hora y media que recoge alguno de esos relatos. No sé si tenía vocación de continuidad en posteriores entregas, el caso es que la serie fue un rotundo fracaso a pesar de contar con un actor como Rock Hudson, que si bien estaba en el declive de su carrera, suponía un buen reclamo para el público.
Se me ocurren varios motivos para que la serie no tuviera éxito, el primero es que los capítulos televisivos son bastante fieles a los relatos de Bradbury que adaptan, y el aficionado al género sabe que no son ciencia ficción al uso, pues aunque reflejan mundos futuros, no hay en ellos espadas láser, ni extraños aparatos, ni seres muy diferentes de los humanos, ni otros de los aditamentos típicos del género, sino que sus libros van por otro camino, son más filosóficos que otra cosa y en ellos se habla del hombre y sus problemas, por eso muchos de ellos están de plena actualidad. Eso puede que decepcione al espectador medio que espera ver peleas con los marcianos o vete a saber qué y se encuentra de buenas a primeras con unos relatos televisivos que le hablan de ecología, de que la tierra se desintegra por culpa de los humanos y la guerra nuclear, de la necesidad de renunciar al egoísmo de la especie...
Con unos decorados naturales situados en Malta y en Lanzarote y los de estudio de tipo vanguardista, pero quizá algo fríos, seguramente los largos monólogos, sobre todo del coronel John Wilder (Rock Hudson), la lentitud en el desarrollo de la acción, una cierta desidia en los intérpretes y en la dirección que hacen algunos pasajes un tanto penosos, llevaron al fracaso del proyecto, que visto hoy resulta interesante, pero algo pobre y con unos efectos especiales que, aunque no había ni de lejos los medios actuales, dejan bastante que desear. Sin embargo las situaciones que analiza y las cuestiones morales y filosóficas que plantea, siguen siendo (en algún caso, por desgracia) totalmente actuales.



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