miércoles, 1 de abril de 2015

MARE NOSTRUM

En 1939, el mercante español Mare Nostrum, entra en el puerto de Nápoles para reparar una avería. Lo que en principio va a ser una escala de varias horas, se convertirá en muchos días de atraque debido a que todos los servicios de puerto están intervenidos por las autoridades militares debido al conflicto bélico que asola Europa.
El capitán y dueño del mercante, Ulises Ferragut (Fernando Rey), deja al mando a su segundo oficial, Toni (Ángel de Andrés), mientras él, ante la imposibilidad de hacer nada por su barco, se dedicará a hacer turismo para aliviar la espera.
En su visita a las ruinas de Pompeya, conoce a una bella mujer que se hace llamar Freya (María Félix), de la que se enamora, aunque ella parece jugar con sus sentimientos, por un lado le da ciertas esperanzas, pero por otro, se muestra algo esquiva e indecisa y siempre misteriosa.
Cuando el Mare Nostrum, una vez reparado, se dispone a reanudar la navegación, Freya confiesa a Ferragut su verdadera condición: es una espía al servicio de Alemania y pretende que el mercante español, en su condición de buque con bandera de un país neutral, colabore con los alemanes en misiones que le será más fácil desempeñar a ojos del Almirantazgo británico que controla las aguas internacionales.
El capitán español, cegado por su pasión, consiente, aún cuando Toni y otros miembros de la tripulación se muestran contrarios. Su misión será sembrar de minas ciertas zonas del Mediterráneo.


El guión del Rafael Gil, también director del film, adapta una novela de Vicente Blasco Ibáñez que ya había sido llevada al cine en una película muda del año 1926, dirigida por Rex Ingram y protagonizada por Antonio Moreno y Alice Terry.
Los cambios introducidos en la historia, pretenden actualizar la situación descrita en la novela y, en su mayor parte, respetan el espíritu de la misma. Fue la primera de las tres películas que la mexicana María Félix rodó a las órdenes de Rafael Gil.


Una película curiosa, que muestra un intento de hacer un cine algo distinto del que imperaba por la época en la precaria industria nacional, aunque adolece mucho de la limitación de medios disponible, con unos efectos un tanto de andar por casa.
La película tuvo cierto éxito en su momento y el film se llevó algún que otro reconocimiento de organismos y asociaciones españoles.
La presencia de María Félix en el reparto, era debida sobre todo, a la pretensión de la productora de exportar el film al mercado hispanoamericano.
El film es una especie de quiero y no puedo de hacer un cine con pretensiones de producto cultural, en una recreación del mito de Ulises. Su mayor interés, vista hoy en día, es precisamente el testimonio que supone como producto de su época.





6 comentarios:

  1. La recuerdo Trecce, y que joven estaba Fernando Rey.

    Saludos.

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    1. Y precisamente esa juventud, aparte de en su apostura, se nota en que todavía le faltaba el empaque como actor que fue adquiriendo con el tiempo.

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  2. Una película muy interesante. La he seleccionado para incluirla en mi próximo trabajo. Cinta con pretensiones de cine moderno, que se acerca algo (no llega, claro) a Rossellini.

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    1. Tú has dicho la palabra, tiene pretensiones, pero no llega.
      Y no lo digo como algo peyorativo, sino como mi juicio personalísimo que no tiene por qué ser acertado, porque yo pienso que tenía muchas cosas en contra para llegar a más. Sin embargo, son de agradecer esas pretensiones de Rafael Gil, que no se conformaba con hacer películas sin más, sino que buscaba dar un paso adelante.

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  3. Sabía de ella. No la he visto. Curiosamente amigo Trecce me la propones en lista de espera.

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    1. De aquí venimos, como se dice. Y esta peli al menos intenta algo diferente, aunque lo principal, para mí, como queda dicho, es su testimonio del cine español de otros tiempos.

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