En el siglo XV, Inglaterra estaba desgarrada y arruinada después de treinta años de lucha por el poder, entre la casa reinante de Lancaster y la casa rebelde de York. Conocida como "La guerra de las dos rosas", la cruel contienda finalizó con una completa victoria de York.
Bajo el nuevo rey, Eduardo IV, y su hermano, el duque de Gloucester (Lowell Gilmore), los de Lancaster, vencidos, fueron perseguidos sin tregua.
Los efectos que esta guerra civil tuvo para los partidarios de Lancaster, impresionaron sobremanera a Sir Richard Shelton (Louis Hayward) cuando volvió a su hogar tras varios años de servicio en el ejército de York. Richard recibió el título de caballero de manos del propio Gloucester por los servicios prestados en el campo de batalla y cuando regresa a su hogar, se encuentra con la desagradable noticia del fallecimiento de su padre.
Su tío, Sir Daniel Brackley (George Macready), le cuenta cómo fue asesinado en su propia casa por un vecino perteneciente al bando contrario. Sin embargo, Richard comienza a recibir mensajes por medio de las flechas negras, que le advierten de que tenga cuidado con su tío y acusan a éste de ser el verdadero asesino del padre de Richard.
Richard empieza a sospechar que lo que le ha contado su tío, no se ajusta del todo a la verdad.
Basada en la novela La flecha negra, de Robert Louis Stevenson, una vez más, los distribuidores españoles, cambian el título original a su antojo y sin ningún sentido.
La adaptación, aún cambiando unas cuantas cosas, haciendo omisión de otras, resumiendo algunas más y alterando la situación de más de un personaje, en general se ajusta a la narración de Stevenson.
Las actuaciones resultan un tanto encorsetadas y artificiales, sin lograr conectar del todo con el espectador y sin conseguir transmitir del todo el clima de suspense y, sobre todo, de aventuras que se aprecia en la novela.
Un film que no está mal para pasar el rato, por el dinamismo de la acción, pobremente ambientada y con unos decorados que tampoco son nada del otro mundo. De todas maneras, debido en parte a su corta duración (apenas hora y cuarto), tampoco da tiempo a que uno se arrepienta de haber comenzado a verla, porque cuando quieres darte cuenta, el film se acaba.
Casi al final de la película, se produce el desafío entre Richard y su tío y, aunque la escena comienza bien, va entrando en un derrotero, cuando Sir Daniel golpea con la maza una vez y otra la cabeza de su sobrino, que no sabes si reír o echarte a llorar, por lo esperpéntico de la acción.
Pues a mí, estas películas de época me encantan, con su blanco y negro que me transporta a tiempos más jóvenes...
ResponderEliminarFeliz Pascua Trecce!
A mí también me gustan, pero esta deja bastante que desear.
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