lunes, 24 de enero de 2011

EL CABALLERO DE LA MAISON ROUGE

Soplan vientos turbulentos en toda Europa, pero especialmente en Francia, donde el rey ha sido ejecutado y el resto de la familia Capeto está en prisión en espera de juicio que les llevará, con toda seguridad, al cadalso.
En este contexto se sitúa la novela de Dumas que nos narra, mezclando hechos verídicos con ficción, el episodio conocido como "El affaire de oeillet", o el affaire del clavel, debido a que los mensajes que el marqués de Rougeville le enviaba a María Antonieta iban escondidos entre los pétalos de esta flor.
Al parecer, aunque esto no lo he podido comprobar, Alejandro Dumas pretendía llamar a esta obra "El caballero de Rougeville", pero una apelación a los tribunales de un descendiente de este noble, le hizo desistir y cambiar el título.
De la mano del oficial de las tropas republicanas Maurice Lindey, de su amigo Lorin y de su amada Geneviève, conoceremos los sucesivos intentos del Caballero de la Maison Rouge para liberar a María Antonieta, en los que ellos se ven implicados.
Una novela que se lee con gusto y que nos acerca a aquellos días de la historia de Francia, en los que el terror se había adueñado de las calles de París.




6 comentarios:

  1. No me mal interpretes pero aquí también tenían que rodar cabezas. Te voy a añadir a mi lista de blogs. Saludos.

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  2. Gracias, Rafa.
    No sólo no te malinterpreto, sino que mi opinión es que tendrían que rodar unas cuantas. Siempre en sentido figurado, claro.

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  3. He oido y no leido historias de Maria Antonieta hace años. Siempre me pareció interesante. Lo de rodar cabeza, jajajaja ya no estamos en esos tiempos pero si podria rodar algunas, si.
    Yo también te enlazo en mi lista de blog, si no te importa.
    Gracias.
    Saludos cordiales.

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  4. Para muchos políticos el mandarles a casa, es como mardarles al cadalso. Sin ser tan estrictos, no nos hace falta derramar sangre. Con mandarles a casa de manera definitiva que, si quieren vivir, tengan que trabajar y ganarse la vida con el sudor de su frente ya vale. Porque son muchos los que están haciendo mucho daño y encima viven del sudor de los de enfrente, de los ciudadanos.
    Saludos

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  5. Los profesionales de la política son, para mí, los peores, esos no se van ni queriendo, porque no saben vivir de otra cosa.

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