Dos años atrás, la fábrica Perrin Industrie, con 1100 empleados, conocida en la industria automovilística y afiliada al grupo alemán Schäfer, firmó un acuerdo para que sus trabajadores aceptaran un recorte salarial, con el fin de salvar a la compañía y prometiendo a cambio proteger sus puestos de trabajo durante al menos cinco años. Pero cuando llega el momento, la compañía toma la decisión de cerrar, a pesar de haber obtenido beneficios. Los trabajadores, liderados por Laurent Amédéo (Vincent Lindon), se niegan a aceptarlo e intentan recuperar su trabajo.
Tres aspectos, básicamente, se echan en cara a este film a la hora de criticarlo: Repetitivo, carencia de argumentos paralelos y caricaturizar las situaciones llevándolas al extremo.
De la falta de argumentos paralelos, nada a decir, es cierto, solamente una leve pincelada sobre la vida privada del protagonista, breve, sí, pero tan emotiva y certera que nada más hacía falta.
De que resulta repetitiva y todo el tiempo esté dándole vueltas a lo mismo, es un recurso totalmente buscado por su realizador y coguionista, Stéphane Brizé y es que las negociaciones laborales, cuando las partes están encastilladas en sus postulados, son así, repetitivas, cansadas, desesperantes, decepcionantes y todos los adjetivos negativos que quieran ponerle.
Respecto a que resulta maniquea y que se pinta a la empresa como los malos y a los trabajadores como los buenos, sin atender a aspectos intermedios, es cierto en gran medida y que el sorprendente, llamativo y duro final, puede ser considerado como una vuelta de tuerca de Brizé que quizá no era necesario para añadir dramatismo a la situación que ya antes, a lo largo del todo el film, se había pintado. No obstante, para quienes lo consideran exagerado, oportunista e incluso falso, recomendarles que se den una vuelta por la hemeroteca. Solamente un ejemplo: 60 asalariados de France Télécom (ahora rebautizada como Orange), se quitaron la vida en el periodo que transcurrió entre 2001 y 2008, debido a la estrategia de la empresa que se saldó con 22.000 despidos. Famosa fue la frase atribuida al CEO de France Télécom: “Por la puerta o por la ventana”.
Crítica ácida, dura y sin ambages al capitalismo salvaje que se ha adueñado de buena parte de la economía mundial y que, amparado en la presión de los mercados, no duda en llevarse por delante a quien se oponga a sus políticas de beneficios a toda costa y a corto plazo. Aunque las empresas ganen dinero, si no se alcanzan los objetivos previstos sobre el papel, amenazan con el cierre, muchas veces tras haberse llevado grandes cantidades de dinero en forma de incentivos procedentes de los gobiernos que, a su vez, se ven maniatados por esa trampa cuyo principal argumento es que si exigen responsabilidades y aprietan las clavijas de las grandes multinacionales, el resto de las empresas no invertirán en ese país, cosa que es cierta, pero que, en ocasiones, aunque se les den prebendas, tampoco van a venir por más facilidades que se les otorguen.
La película refleja bastante bien las tensiones que se producen entre los trabajadores debido a la dureza de la lucha y al tiempo que transcurre sin ver soluciones. Una estrategia empresarial que busca ganar tiempo y aplica la vieja máxima bélica del divide y vencerás. Al final, nadie se acuerda de la empresa, sino que los sindicatos y quienes los representan, se echan las culpas unos a otros y ya solo se trata de si continuar la lucha o aceptar el cierre y negociar indemnizaciones.
Todo ello acompañado de la inmensa interpretación de Vincent Lindon, solo por ello, ya merecería la pena ver una película que, pese a las críticas, no siempre positivas, tiene mucho fondo y es un retrato certero de muchas de las tensiones laborales que se viven en el mundo actual.
No he visto aún "En guerre", pero por lo que comentas me da la sensación de que debe de ser igual de panfletaria que "La ley del mercado" (2015), también protagonizada por Vincent Lindon.
ResponderEliminarUn poco, sí.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarNo conocía esta película. Lo que si recuerdo es lo mucho que me impresiono todo el asunto ese de los suicidios, parecía sacado de un guion, fue algo realmente asombroso y trágico lo que sucedió en esa empresa durante esos años.
Me la apunto pues en un tema que me interesa. Por cierto, en Francia (discusiones a un lado...) los sindicatos tienen fuerza y mucho poder de convocatoria, bueno, en mas de una ocasión le han obligado al gobierno a rectificar alguna que otra ley.
Saludos!
Algunos la tachan de panfletaria y de exagerar el final, pero refleja realidades como puños y si no, ahí está el caso que mencionas.
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