miércoles, 6 de enero de 2021

ALEMANIA AÑO CERO

 


Entre las ruinas de una ciudad de Berlín arrasada, vive Edmund Köhler (Edmund Moeschke), un niño de 12 años, junto a su padre enfermo, su hermano mayor, un ex soldado que se esconde de la policía y su hermana, quien intenta ocupar el lugar de su madre. Cada día es una lucha, igual y diferente a la vez, por conseguir alimentos, lucha que vive en las calles llenas de escombros y sembradas de secuelas de la guerra. Edmund descubrirá así que su ciudad natal ya no es lo que era, se convirtió en una jungla en la que rige su ley y solo sobrevive el más fuerte.


Película de áspero humanismo, certero retrato de las consecuencias a las que el sueño de un loco ha llevado a una nación entera que se ve obligada a salir del pozo en que está sumida sin saber muy cómo hacerlo. Edmund es la misma Alemania, preservado en su infancia del terrible drama que envuelve a su país por la actitud protectora de un padre que prevee la deriva a que el nazismo llevará a su nación, acabada la guerra, con el padre enfermo, se verá en la difícil tesitura de cargar sobre sus infantiles hombros el peso de sacar adelante a su familia. En un mundo de adultos que se ha tornado pícaro e inhumano, Edmund no sabe desenvolverse sin sufrir las consecuencias negativas de sus actos ingenuos y carentes de malicia que le harán presa fácil del resto de sus conciudadanos, incluso de su propia familia. Llevado por los consejos que ensalzan la ley de la selva, una especie de darwinismo interesado que le suelta su antiguo maestro, un degenerado nazi, pintado como un pederasta, la conciencia, aún sin formar del pobre Edmund, no le advierte de lo que encierra de maldad la acción que va a cometer y que le llevará a su infortunado final cuando la culpa le asalte.


La película fue rodada en la zona de Berlín ocupada por las tropas francesas, apenas un par de años después de finalizada la contienda mundial. Los escombros de la ciudad en ruinas, realzan el desamparo y la soledad de Edmund cuando se ve abandonado de quienes podrían haberle ayudado. Dentro de la dureza de la película, una especie de premonición del casi milagroso renacer de la nación derrotada, se encuentra en el discurso que el padre dirige a su hijo mayor, en el que enumera los únicos pasos a seguir si se quiere salir del atolladero en que se encuentra el país, al tiempo que, sin serlo, se hace también responsable de las desgracias de su pueblo, pues como otros compatriotas, vio lo que se avecinaba, pero nada pudo hacer (otros ni siquiera lo quisieron) por evitarlo. 
Germania anno zero es una parte de la historia del cine que además funciona como parte de la Historia en sí, a modo de documento gráfico de un determinado momento histórico.




8 comentarios:

  1. Insuperable. Pocas veces la realidad y el arte han ido tan de la mano.

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    1. La verdad es que está muy conseguido el traslado al espectador de aquella dura situación.

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  2. Cierto,al parecer más que un filme hay algo de documental en ella...¿Y sabes?...algo como esto puede ser el retrato de Caracas...Dios tenga misericordia de nosotros.

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    1. La humanidad no aprende de sus errores. Los repetimos una y otra vez.

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  3. Que tal Trecce!
    Poco mas que añadir a tu buena reseña. Es curioso el papel que desempeña Alemania a día de hoy.
    Saludos!

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    1. De todos modos, en la época de Hitler, era un estado muy moderno, lo que hace más difícil de explicar lo que ocurrió, salvo que el populismo supo aprovechar para su discurso las consecuencias del Tratado de Versalles.

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  4. Habia una película parecida a esta de un niño que sobrevive solo entre los escombros y su padre al final llega por el, se llamaba algo como el pequeño sobreviviente o el gran pequeño sobreviviente.

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