El abogado Thomas Farrell (Robert Taylor) presta sus servicios a Rico Angelo (Lee J. Cobb), el gángster más poderoso de Chicago. Farrell ha hecho carrera defendiendo a delincuentes en los juicios, sin ser consciente del lado negativo de sus actuaciones, hasta que se enamora de Vicki Gaye (Cyd Charisse), una bailarina que acude a algunas fiestas de la mafia para conseguir unos dólares extras y que le animará a tomar el camino recto. Pero abandonar a Rico Angelo no va a resultar nada sencillo, éste se lo impide amenazando a Vicki.
El guión adapta una historia del escritor Leo Katcher. Un guión, por cierto, bastante ligero, con el que el realizador Nicholas Ray, hace maravillas a través de un uso magistral de la cámara. Estupenda ambientación y una variedad en los cromatismos que encierran algunas claves que el espectador debe ir desentrañando.
Aunque es básicamente una película de gansters, el baile de Charisse (como no podía ser menos) es quizá el punto culminante de la película. Se mueve por la pantalla en su papel de bailarina de un club nocturno que se enamora del abogado de la mafia interpretado por Taylor. Ella quiere que él se redima y testifique contra sus empleadores, pero la secuestran para que él siga la línea que le marcan los delincuentes cuando llegue el día de su declaración ante la corte de justicia. Los dos protagonistas hacen un trabajo excelente mostrando la vulnerabilidad de sus personajes, pero es el papel de Cobb como jefe mafioso el que se lleva todos los honores de interpretación.
Historia de dos personajes heridos, dos personas que se han prostituído para sobrevivir y que descubren en el otro a su alma gemela. Un romance diferente, en el que Ray no quería ser más explícito, ni falta que le hacía, contado de manera elegante, con intercambios de miradas y poses estudiadas, que se mezcla con la historia de mafiosos en la que no renuncia a la violencia explícita e incluso la sangre, mostrando toda la turbiedad de ese mundo en el que no existe la palabra compasión. En este sentido, como película de cine negro, tiene mucho más atractivo que otras que solo centran la historia en los gansters.
Buen estudio de personajes y unos actores que, llevados de la mano del estupendo realizador, dan lo mejor de sí mismos, para un film que resulta mucho más interesante de lo que en un principio pudiera parecer, al punto de que algunos la consideran la mejor película de Nicholas Ray y, muchos más, como una obra maestra de tono menor.
Que tal Trecce!
ResponderEliminarSi bien Nicholas Ray no tiene una filmografía muy amplia si que abundan magníficos títulos, no se si es la mejor del director pero desde luego es una estupenda película.
Saludos!
Fran, ya sabes que eso va en gustos, para algunos será su mejor película, otros no dirán lo mismo, en cualquier caso, lo que apuntas, una estupenda película.
EliminarHola.
ResponderEliminarNo conocía esta película pero por lo que cuentas no es para mi, así que la dejo pasar.
Nos leemos.
Cada cual a nuestras aficiones.
EliminarSaludos.
Pese a tratarse de una buena película, dudo que ésta sea la mejor de Ray. Personalmente, me parecen muy superiores "Johnny Guitar" (1954) o "En un lugar solitario" (1950).
ResponderEliminarComo le dije a Fran, ya sabes que los gustos de cada cual son muy particulares.
EliminarGracias por tu visita y comentario.
Me gusta el conflicto planteado. Y es conflictivo el enamorarse de una mujer en poder del ganster con el deseo de dejarlo, por conciencia, para redimirse.
ResponderEliminarSaludos.
Aunque con los adornos musicales lógicos teniendo a Cyd Charisse en el reparto, la película es un buen film de cine negro.
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