Diez años atrás, Julian (Ryan Gosling), coemtió un crimen y tuvo que huír de los Estados Unidos. Ahora dirige un club de boxeo tailandés que, en realidad, sirve de tapadera para el tráfico de drogas.
Respetado por el inframundo criminal, en el fondo, se siente vacío.
Cuando Billy (Tom Burke) el hermano de Julian, viola y mata de manera salvaje a una prostituta de 16 años, entra en acción Chang (Vithaya Pansringarm), un extraño policía jubilado muy respetado por sus compañeros y conocido como El ángel vengador.
Chang permite al padre de la niña, matar al asesino de la chica, para luego restaurar el orden cortando la mano derecha del hombre.
Crystal (Kristin Scott Thomas), la madre de Julian, jefa de una poderosa organización criminal, llega desde Estados Unidos, para repatriar el cuerpo de su hijo muerto, llena de odio y deseo de venganza, exige a Julian la cabeza de los asesinos, aunque tenga que descender a los infiernos.
Cada vez más obsesionado con Chang, Julian le desafía a una pelea de boxeo con la esperanza de derrotarle y encontrar su liberación espiritual, pero Chang, mejor luchador, finalmente, consigue la victoria.
Una furiosa Crystal, planea la venganza, el escenario está listo para un viaje sangriento a través del odio y la traición que conducen a una confrontación final y la posibilidad de redención.
El sonoro abucheo con que fue despedida cuando se proyectó en el Festival de Cannes, nos da una pista de las reacciones que puede provocar en el público esta cinta de innegable calidad visual.
Desde acendrados defensores que culpan a aquellos a quienes no gusta, de no entender el mensaje de Nicolas Winfing Refn, hasta quienes la clasifican, sin tapujos, de pretenciosa.
El propio realizador y guionista del film, explicó que tuvo la idea de la película mientras su esposa estaba embarazada de su segunda hija. Se sentía muy existencialista y sentía que tenía mucha rabia y violencia en él, pero no sabía cómo dejarlo salir. De repente, tuvo la idea de que la persona definitiva para tener todas las respuestas a las preguntas existenciales y los problemas de la vida era Dios y se imaginaba que tenía una pelea física con Dios.
Con un Ryan Gosling más hierático que nunca, seguramente por exigencia del director, al parecer se sometió a un riguroso entrenamiento de Muay Thai durante dos horas al día, cuatro días a la semana con el maestro de Muay Thai, Kiu Puk, y una dieta tradicional tailandesa para entrenar para este papel, sobre todo la escena de la pelea, uno de los momentos que pretenden ser claves en el film. Yo creo que podía haberse evitado tan encomiable como engorroso trabajo, pues en el combate con Chang, no consigue propinarle ni un solo golpe.
Los personajes, sobre todo el policía y el protagonista, se mueven como si un pie pidiera permiso al otro para caminar, volviéndose de una lentitud exasperante por no decir cómica.
La actuación de Kristin Scott Thomas, ampliamente alabada, si acaso llama la atención porque la actriz demuestra su capacidad camaleónica, saliéndose de los papeles a los que nos tiene acostumbrados, pero también resulta excesivamente caricaturesca a mi parecer.
Otro aspecto destacable del film (digo destacable, no que esté bien o mal, que para eso están los gustos de cada cual), es la carga de violencia sádica, con esa larga escena de tortura en tiempo real, no apta para estómagos delicados por lo cruel y explícita.
El realizador danés en lo que para algunos es todo un alarde de pretenciosidad que disfraza el endeble hilo argumental, quiere envolver la historia con un fondo freudiano en el que juega con el complejo edípico del protagonista traumatizado por haber asesinado a su padre y por la dominación a la se ve sometido por su madre.
No entremos ya en detalles discutibles, de esos que a unos encantan y a otros decepcionan por ridículos, como la catana (o similar, que no conozco el nombre exacto del arma), que se saca el expolicía de la espalda cada vez que va a ejecutar una venganza, sin que sepamos muy bien donde la lleva alojada; la mágica desaparición, como si se hubiera esfumado, cuando le está siguiendo Julian, o las canciones que canta Chang en esa especie de karaoke, con los policías como público.
La película es todo un verdadero prodigio estético, pero el resto de sus valores, si los tuviere, serán difíciles de apreciar por el espectador medio.
Te he insertado antes un mensaje comunicando que he creado BLOC nuevo pero he visto que FRANCISCOAAA TAMBIÉN LO H HECHO, y en consecuencia he eliminado el mio de LOS LIBERALES para usar como lugar de interacambio de opiniones el suyo :
ResponderEliminarSe denomina ILUSTRADOS y está en : https://caballerosilustrados.blogspot.com/