lunes, 29 de abril de 2019

SORRY TO BOTHER YOU

Cassius Green (LaKeith Stanfield) o, como le llaman coloquialmente, “Cash”, es un joven negro sin dinero, que gracias a los consejos de un veterano vendedor profesional, descubre una clave mágica para el éxito en su trabajo, que consiste en utilizar lo que llaman “voz de blanco”, que hace que su voz cambie por completo y tome otra actitud a la hora de vender, lo que le impulsa a un universo macabro de vendedor telefónico de gran éxito, que le transporta a la gloria material.
Pero el ascenso en la carrera de Cassius provoca serios enfrentamientos con su novia Detroit (Tessa Thompson), una artista de performance y luchadora en pro de un salario digno, que forma parte de un colectivo activista. Mientras, sus amigos y compañeros de trabajo se organizan, creando un sindicato en protesta por la opresión corporativa y como medio para combatir sus malas condiciones laborales. Pero Cassius cae bajo el hechizo del CEO de su compañía, Steve Lift (Armie Hammer), quien le ofrece un salario más allá de sus sueños más optimistas y más para una persona que vive en el garaje de su tío al que debe dinero de la renta y que recurrió a inventar una historia para conseguir su actual trabajo de teleoperador.
No obstante, pronto empezará a plantearse si moralmente la compensa todo el dinero que está ganando a cambio de perder otras cosas en la vida.


Ambientada en Oakland, dotando a la ciudad de un cierto aire de distopía, más evidente en el último tramo del film.
Los asuntos en que se centra la historia son el racismo y el capitalismo salvaje, envueltos en un tono humorístico que tiene algo de negro.
El primero, pone en evidencia que en esta época del post-racismo, no todo está superado y que el modelo de la cultura blanca es el que sigue imperando si se quiere tener cierto éxito en las culturas multirraciales de occidente.
En cuanto al segundo, queda caricaturizada al extremo la forma de actuar de las compañías multinacionales, la deslocalización y el afán de superar los dividendos anteriores al precio que sea, aunque sea humillando a los empleados bajo la excusa de la optimización del trabajo.


Quizá el mensaje, aunque es cierto que nos llega, queda un poco desdibujado por el exceso y en algunos momentos parece como si el guión no se mostrara capaz de resolver de forma más clara y convincente el avance de la narración.
De cualquier modo es de agradecer el intento de buscar fórmulas originales, aunque no nos resulten novedosas y el riesgo que toma el film en algunos de sus pasajes en esa búsqueda de algo diferente.




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