miércoles, 24 de abril de 2019

DAMSEL

La historia es protagonizada por Samuel Alabaster (Robert Pattinson), un próspero hombre de negocios que se aventura a cruzar el territorio estadounidense para casarse con el amor de su vida, Penélope (Mia Wasikowska). Samuel atravesará el salvaje oeste con un borrachín metido a predicador llamado Parson Henry (David Zellner) y un pequeño caballo llamado Butterscotch (Mantequilla). Lo que parecía un simple viaje, se tornará en una historia traicionera que borrará los límites entre héroe, villano y damisela.
Damsel es un hombre civilizado y parece totalmente fuera de lugar en su nuevo entorno y cuando se ve obligado a asumir el papel de pistolero, no tiene ni idea de cómo hacerlo, ni posee ninguna de las características que tradicionalmente se asocian a ello.
Por otro lado, su Penelope no necesita ser salvada de ningún secuestro y el ministro que le acompaña tampoco es lo que parece. La enamorada de este relato sólo existe en la cabeza del falso protagonista inicial, que se la ha apropiado. Su punto de vista es el predominante, el único verdadero, hasta que ella por fin puede tomar la palabra.
A partir de aquí descubrimos que Penélope no es precisamente la de Homero, destruyendo por completo el punto de vista elaborado hasta ese momento —aunque lo fuera de forma un tanto patética— e impone el suyo en la narración.


Ya nos va poniendo en situación el preámbulo en la parada de diligencia situada en medio de la nada, entre Parson y un tipo que dice ser predicador, pero que está desengañado y le regala toda su ropa y su Biblia.
A continuación vemos llegar a Samuel a un pueblo del oeste, cargado con su guitarra, su rifle y la pequeña yegua enana "Mantequilla", con la que ha llegado por mar a bordo de un bote. Dice que es un regalo para su prometida.
El caso es que todo nos parece fuera de lugar.


Desde siempre, pero más en las últimas décadas, se ha buscado introducir algo de originalidad en el western que revitalice algo el género que pasa por largos periodos en los que se le da por finiquitado, hasta que de cuando en cuando llega alguna película que lo pone en el candelero de nuevo.
En este caso, los hermanos David y Nathan Zellner, son quienes están al frente de esta especie de deconstrucción de las películas del oeste, en la que además de realizadores, son autores del guión y tienen sendos papeles en el film.


El caso es que pocos espectadores han quedado satisfechos con esta película en la que el papel interpretado por Mia Wasikowska, es de lo poco salvable y si tenemos en cuenta que ella no aparece hasta la mitad de la película, ya que, hasta ese momento, todo lo que sabemos de la chica es por boca de Samuel y se demuestra que es una ficción que se ha montado en su imaginación, pues apaga y vámonos.
La crítica la tachó de bufonada, pseudo-western o farsa sin pies ni cabeza. Y la verdad es que la historia no cuaja y si pretendía ser graciosa, sus chistes no tienen demasiada gracia.




2 comentarios:

  1. parecía interesante peor la destruiste al final jaja... y bueno, no habrá que verla entonces...

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    1. Es que es así, al principio te parece que estás viendo una propuesta que puede ser interesante, pero aquello va naufragando poco a poco.

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