LA TÍA TULA

Gertrudis (Tula) conseguirá casar a su hermana con Ramiro, un chico que en el fondo no ama a Rosa, sino a nuestra protagonista. A punto de morir, Rosa pedirá a su hermana que cuide de sus hijos y que se ocupe de que no tengan madrastra. Gertrudis hará de sus sobrinos sus hijos y rechazará a su cuñado como marido. Más tarde Manuela, la criada de la casa, queda embarazada de Ramiro y Gertrudis les obligará a casarse con la excusa de que eso era lo que Rosa hubiera querido. Estos tendrán dos hijos y tras su segundo parto, Manuela muere.

Unamuno plantea en la novela una serie de conflictos ligados entre sí, el de la maternidad frente a la paternidad; la sororidad (relación entre hermanas) frente a la fraternidad o lo doméstico frente a lo civilizado, pero principalmente el conflicto de lo femenino frente a lo masculino.

Tula no es un personaje con dobleces, todo lo contrario, ella va por derecho y ayuda de verdad, se sacrifica por sus sobrinos, por su hermana, por su cuñado, más tarde por la pobre Manuela, pero sin embargo su modo de hacer el bien resulta terrible, hunde a los otros en una especie de miseria espiritual porque, sin que ella lo pretenda, les hace sentirse inferiores moralmente.

A lo largo de la novela, se aprecia una crítica a la represión que sufre la mujer, no sólo en el ámbito sexual, que también, sino en general por el papel que se ve obligada a desempeñar; una represión de la que también fueron víctimas los hombres, pero que se ensañó de manera especial con las mujeres.

La novela está escrita en un lenguaje sencillo, perfectamente inteligible y se hace muy entretenida. A destacar la manera sugerente y efectiva con la que Unamuno nos hace participes de la tensión sexual que se respira entre Ramiro y Gertrudis.