miércoles, 10 de diciembre de 2014

THE NIGHT OF THE TEMPLAR

En el año 1.095 de nuestra era, el otrora poderoso Imperio Bizantino y la Tierra Santa de Jerusalén, continúan bajo la furia de los soldados turcos. El Papa Urbano II hace una llamada a los caballeros leales de Europa. Miles de ellos toman las armas, así comienzan Las Cruzadas, una guerra santa que duraría más de 200 años, dando luz a la fuerza militar y religiosa más poderosa que el mundo jamás conociera, la Orden de los Caballeros Templarios.
De entre ellos surgió un gran líder, el Lord Mordest McGirk Gregoire de Redding. Muchos creían que el mismo Dios había bendecido su espada.
En una de las batallas en que participan, obtienen un cuantioso botín que, como es preceptivo, debe ir a parar a las arcas de la Orden, pero uno de los lugartenientes de Redding, no es de la misma opinión y junto a otros cuantos descontentos, pretende quedarse con el oro, a lo que Lord Redding se opone, a pesar de haber sido invitado a participar en el saqueo. Los rebeldes le dan muerte, pero cuando va a recibir el golpe de gracia, de sus labios moribundos sale una maldición que se convertirá en profecía: Habéis hecho un pacto con el diablo y tenéis riquezas para diez vidas más, pero al término de ellas, volveré a por vosotros y enviaré vuestras almas al infierno.
700 años después del fin de las Cruzadas, el plazo se cumple.


Película de esas que, como mucho, nacen con vocación de serie B, increíblemente mala, mal hecha y plagada de escenas que le hacen sentir a uno vergüenza ajena.


Mejor no hablar de los diálogos, los efectos especiales utilizados sin ton ni son, los decorados cutres y las situaciones delirantes, de esas que no tienen pies ni cabeza.
Este Paul Sampson, realizador y protagonista del film, con todo el botox del mundo en la cara, no sé muy bien qué pretende decirnos con este engendro, pero la verdad es que tiene menos argumento que una peli porno.


En el reparto está el pobre David Carradine, en uno de sus últimos trabajos antes de dejar el mundo de los vivos. No es por hacer humor negro, pero no me extraña que después de este truño, quisiera dejarnos.





2 comentarios: