viernes, 26 de diciembre de 2014

EL FANTASMA DE CANTERVILLE

El relato cuenta la historia de una familia norteamericana que se muda a una mansión de Inglaterra. En este lugar vivía el fantasma de Sir Simon. La trama se nos revela desde el principio;
“Cuando Mister Hiram B. Otis, ministro de los Estados Unidos, compró Carterville Chase, todos le dijeron que estaba haciendo una tontería, pues no cabía ninguna duda de que el lugar estaba embrujado.”
Este relato de horror cómico se centra en la historia del fantasma de Sir Simon, un alma de más de trecientos años que permanece en la mansión de Canterville porque no ha sido liberado después de haber matado a su esposa. Este fantasma se encarga de ahuyentar a toda persona que llegue a vivir a la mansión.
Su vida habitual termina con la llegada de mister Hiram, ministro de los Estados Unidos, quien compró la mansión a lord Canterville para habitarla con su esposa y sus cuatro hijos. Esta familia, lejos de temer al fantasma, le provoca disgustos y malos ratos.
Por medio de la sátira, encarnada en la lucha entre la familia y el fantasma, Wilde habla sobre las diferencias entre el mundo antiguo y el nuevo, entre Europa y Estados Unidos.
Durante toda la historia persiste la confrontación de estos dos bloques geográficos: la familia de mister Hiram, cuyos miembros son considerados americanos modernos, y el fantasma de Canterville, las tradiciones, la herencia europea, la nobleza de sangre.
Así transcurre el relato, como metáfora de que el fantasma es el acartonado mundo de las tradiciones y la etiqueta de los nobles y la familia norteamericana, la modernidad, pero también un comportamiento que a los ojos del fantasma es un compendio de ordinariez y mal gusto. Esta separación se quiebra con la liberación del alma del fantasma, realizada gracias a Virginia, hija de mister Hiram, un alma pura que desde el principio ha sentido lástima por Sir Simon y las jugarretas a que era sometido, sobre todo por sus hermanos. Es en esta parte final donde se concilian las relaciones malsanas entre Europa y Estados Unidos quedando sanadas por medio de la muerte que es, a su vez, un acto de amor.
El relato contiene numerosas escenas en las que Wilde demuestra su ingenio para la ironía y el humor, situaciones algunas veces desternillantes, como la primera aparición del fantasma a los nuevos dueños de la mansión: Cuando Mr. Hiram oye ruidos en plena noche, sale de su cuarto en pantuflas y bata y se encuentra cara a cara con un espectro fosforescente cargado de cadenas. En lugar de salir huyendo despavorido, le ofrece el nuevo engrasante Tammany Sol Naciente, urgiéndole a que se lo aplique a las cadenas que lleva en pies y manos para no perturbar el sueño de los inquilinos de la vivienda.



2 comentarios:

  1. Tío Oscar es un compendio de ironías y mala leche. Muy al estilo de nuestro Mariano J. de Larra.

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