viernes, 7 de febrero de 2014

KUNDUN

Concluida la Segunda Guerra Mundial, China comienza a destapar sus ansias expansionistas a costa del país vecino de Tibet, sobre cuya soberanía ha pendido, como espada de Damocles, durante siglos, el peligro de una invasión del gigante asiático.
Los chinos argumentan que el país de los lamas, está atrasado, que vive en un régimen feudal y que ellos van a ayudar al pueblo tibetano a despegar hacia el futuro. El caso es que en octubre de 1950, se produce la invasión del Tibet por el llamado ejército popular de liberación. Según las fuentes chinas, el Tibet fue anexionado de manera pacífica, ya que representantes del Dalai Lama y del gobierno chino, firmaron un acuerdo de 17 puntos sobre la liberación pacífica del Tibet.
El Dalai Lama (Tenzin Thuthob Tsarong), trata de colaborar para evitar un posible enfrentamiento con China, sin embargo las autoridades comunistas no hacen ninguna concesión y el Dalai Lama se da cuenta de que no será posible llegar a ningún acuerdo con ellos, cuando el presidente Mao Tse-tung (Robert Lin), le dice que la religión es un veneno que hay que eliminar.


Sobre un guión de Melissa Mathison, la película divide la historia en dos partes, en la primera mitad se nos narra cómo un monje vestido como un ciudadano cualquiera, recorre el país en busca de la reencarnación del Dalai Lama, pues el XIII Dalai Lama, ha fallecido hace tres años. Al fin lo encuentra en un pueblecito fronterizo. Un tiempo después, el niño será sometido a una serie de preguntas y llevado a Lasha, la capital del país, donde recibirá la pertinente formación para el cargo que está llamado a desempeñar.


En la segunda parte, asistimos a la invasión china y los intentos del Dalai Lama y sus consejeros por hallar un punto de conciliación, algo que resulta inviable por la actitud intransigente de los ocupantes y que acabará con el exilio del Dalai Lama en la India, ante la amenaza de su propia integridad física y la limitación de sus movimientos en el Tibet.


Scorsese pretende, por encima de otras razones, denunciar la situación sociopolítica del Tibet, lo que el guión presenta como una ocupación manu militari del país budista y el sometimiento de una población obligada a renunciar a su religión y a algunas de sus ancestrales costumbres por mor de una supuesta modernización.


Los personajes están representados, en su mayoría, por actores no profesionales, en muchos casos, descendientes directos, o relacionados con los exiliados tibetanos, incluido el propio Dalai.
Como quiera que era imposible la obtención de permisos para rodar en los escenarios en los que transcurre la historia, el film se rodó en Marruecos.


Bastante bien ambientado, cuenta con una brillante fotografía y una no menos llamativa banda sonora.
Quizá pueda parecer a algunos algo lenta y poco profunda a la hora de analizar las situaciones que presenta, por contra, Scorsese nos ofrece innumerables planos de gran calidad plástica y técnica. Yo creo que, en cierto modo, trata de imitar el modo de hacer cine de los orientales, algo que no siempre logra. El resultado final, para mi gusto, es bastante desigual, aunque el film, en su conjunto, resulte bastante emotivo.


Ni que decir tiene que la película, al igual que ocurrió con Siete años en el Tibet, tuvo repercusiones políticas para quienes participaron en ella. Lo mismo que les había ocurrido a Brad Pitt o a David Thewlis, les ocurrió a Scorsese, a la guionista Melissa Mathison, o a quien entonces era su pareja, Harrison Ford, su entrada en China está vetada por las autoridades.
El film resulta interesante de ver por su calidad técnica y para aquellos que quieran acercarse a los sucesos que ocasionaron la actual situación del Tibet y la manera en que occidente no quiso de ningún modo, incomodar a los chinos, mirando para otro lado cuando se produjo la anexión.




2 comentarios:

  1. Hola Trecce.
    Lo que más me llama la atención son las religiones cada uno tiene un método de reencarnación o de resurrección en el caso del budismo tibetano son 49 días para encarnarse a niño....

    Tezin gyatso fue premio novel de la paz en 1989, actualmente retirado de todos sus cargos politicos, en el 2011 solo esta como lider esperitual y religioso.

    Un cordial saludo.

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    1. El budismo, es una religión de paz, frente a otras mucho más belicosas.

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