jueves, 7 de noviembre de 2019

CIELO AMARILLO

Estamos en 1867, un grupo de hombres dirigidos por James "Stretch" Dawson (Gregory Peck) y formado por Dude (Richard Widmark), Bull Run (Robert Arthur), Lengthy (John Russell), Half Pint (Harry Morgan), Walrus (Charles Kemper) y Jed (Robert Adler) llega a un pueblo, se meten en el saloon, toman una bebida y admiran sorprendidos un cuadro.
A continuación, los hombres se dirigen al banco, cometen un atraco y huyen a galope del lugar siendo perseguidos por el ejército hasta los límites de un desierto de sal, resultando muerto Jed en la persecución. A partir de ese momento comenzará la pesadilla para el grupo protagonista.
Tras sufrir penalidades sin cuento, consiguen escapar de una muerte casi segura cuando llegan a un pueblo fantasma llamado Yellow Sky en el que viven una mujer, Constance "Mike" Mae (Anne Baxter) y su abuelo, que poseen una cantidad de oro importante, enterrada en un mina que antaño fue el principal elemento de prosperidad de un pueblo ahora olvidado en el mundo de los vivos.
El grupo presiona a Mike y a su abuelo que acaban llegando a un trato con Stretch, por el que los bandidos se llevarán solamente la mitad del oro.
Pero la codicia y la lujuria dividen a la pandilla y Stretch, que se ha enamorado de Mike, tiene que tomar una decisión y elegir un bando.


El guión, de Lamar Trotti, se basa en una historia de W.R. Burnett, un nombre mítico en Hollywood, donde trabajó como guionista con directores como John Huston, John Ford, Howard Hawks, Nicholas Ray o Michael Cimino y cuyos personajes han sido interpretados, entre otros, por Humphrey Bogart, Ida Lupino, Paul Muni, Edward G. Robinson, Frank Sinatra, Marilyn Monroe, Steve McQueen o Clint Eastwood. Entre sus textos más conocidos, La jungla de asfalto o Scarface.


No busquen este título en la panoplia de las grandes películas del oeste, es difícil que figure allí. Sin embargo estamos hablando de una magnífica película que, teniendo todos los elementos típicos del western (el saloon, los indios, tiroteos, galopadas intensas...), los utiliza de una manera que se aparta de lo convencional dando al film un aire diferente y, en cierto modo, renovador.
Comenzando por la mujer, una Anne Baxter inmensa, a la que pinta como un personaje fuerte, diestra en el manejo de las armas y que no se amedrenta en el enfrentamiento directo con los hombres, al tiempo que mantiene su femineidad y pasando por el resto de los personajes, si bien algunos también arquetípicos. Unos malos desalmados, sin el más mínimo sentimiento de solidaridad con quienes, como ellos, han tenido que luchar duro contra las circunstancias de la vida, pero a los que justifica, en cierto modo, como fruto de la reciente guerra civil que, como dice el abuelo de Mike, ha descarriado a muchos jóvenes.
William A. Wellman compone un cuadro que tiene intensidad y que nos ofrece, además del interés y la tensión de la historia, una espléndida fotografía, con muchas imágenes nocturnas en las que juega de maravilla con los contrastes entre luces y sombras y las tomadas en el desierto de sal, con algunos planos brillantes, como aquellos en que se ve en la lejanía a los seis hombres como si de los fantasmas surgidos de un espejismo se tratara.
Más que brillantes, salvo el caso de la protagonista que está espléndida, los actores son efectivos, alguno de ellos, como el caso de Peck o Widmark, muy conocidos y otros que sonaran como grandes secundarios a los aficionados.
Sin olvidar el magnífico acompañamiento que supone la banda sonora de otro clásico, Alfred Newman, sobre todo la composición que pone fondo a la apertura y al cierre del film, con un tono épico que suena muy a western, de las que nos ponen en situación.
Un mundo sórdido y duro que no evita que haya escenas entrañables que desembocan en un tiroteo fuera de campo en el que toda la sangre que vemos es a través de una sensacional metáfora con el polvo de oro derramándose sobre el suelo.
Una de esas películas que, como digo, no suelen figurar en esas listas que tanto pululan ahora por ahí y que sin embargo supone un buen intento de innovar algunas cosas, no solo en el género, sino en el cine en general.




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