miércoles, 13 de noviembre de 2019

THE CHASER

Eom Joong-ho (Kim Yoon-seok), un ex detective convertido en proxeneta, desde que, al parecer, fue expulsado de la policía, tiene problemas financieros y se encuentra en dificultades para pagar lo que debe a sus acreedores, sus ingresos han disminuido drásticamente porque dos de sus chicas han desaparecido. Una noche envía a Mi-Jin (Seo Yeong-hie), una de las pocas chicas que le restan, a un cliente. Pero enseguida se da cuenta de que esta es la misma persona que pidió la última en ver a sus chicas desaparecidas. Creyendo que este hombre está revendiendo a sus mujeres, va a buscar a Mi-Jin. En el camino se pone en contacto con sus antiguos compañeros de trabajo policial para pedirles ayuda, algo que no podrán hacer porque el alcalde de Seúl, a quien están vigilando, acaba de ser atacado durante un paseo. La policía ahora está preocupada por la tormenta mediática y la humillación que sufre por no haber sabido proteger al alcalde.
Joong-ho comienza la búsqueda del cliente sospechoso por su cuenta. Quiere la casualidad, que éste, un tal Yeong-min (Ha Jung-woo), choque contra el auto de su perseguidor cuando intenta deshacerse del coche de un matrimonio de ancianos a los que ha asesinado. Aunque desconoce que la persona que conduce el otro vehículo es la que está buscando, las sospechas de Joong-Ho se disparan al ver que Yeong-mi tiene sangre en su camisa y se niega a facilitarle su número de teléfono. Al proxeneta se le ocurre entonces marcar el número de su cliente y suena el teléfono de Yeong-mi, que emprende una veloz huída mientras el otro le persigue y acaba atrapándole y golpeándole. Ambos acaban siendo arrestados por la policía y, en la comisaría, Yeong-mi acaba confesándose autor de varios asesinatos. Pero a pesar de contar con su confesión, la policía carece de pruebas que convenzan al fiscal y si no las encuentran, tendrán que acabar poniendo en libertad al sospechoso.


Lo de que una película coreana alcance ciertos niveles de perfección técnica y que los guiones estén bien trabajados, cada vez sorprende menos, ya son demasiados casos en los últimos años como para considerarlo algo pasajero.
En esta película, si hay algo que llama la atención es que se trata del debut de su realizador, Na Hong-jin y, a pesar de ello, apenas se nota que sea un director novel.


Si bien el film trabaja con algunas de las constantes que ya se han convertido en arquetípicas de estas películas coreanas tipo thriller, como el protagonismo de un antihéroe que acaba mostrando un fondo honesto, la presencia de un asesino terrible y amoral y la ineptitud de la policía, hay algo que nos resulta, si no novedoso, si diferente en la trama y su forma de tratar la historia que se apoya en un magnífico guión, que va dosificando los pequeños giros que contiene a fin de mantener el interés del espectador. Algunas casualidades que se hacen creíbles, son las que ayudan al avance de la historia que no busca el recurso de llamativos cambios, todo resulta bastante natural, cercano a lo cotidiano, pero que, por momentos, alcanza grandes niveles de tensión y suspense.
Salpicado de gotas de humor negro y con una subtrama que le da un punto entrañable y que tiene su importancia en el conjunto, la película, que está muy bien conseguida en general, destaca en la estupenda planificación de sus secuencias, con algunas realmente llamativas y brillantes como las persecuciones por las callejuelas de los barrios marginales de Seúl.
Un film entretenido, bien construído y que merece la pena ver.




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