viernes, 20 de octubre de 2017

EL CAMINO DE LOS INGLESES

Miguelito Dávila (Alberto Amarilla) es un joven de espíritu inquieto al que una enfermedad renal ha llevado a pasar una temporada en el hospital donde le han extirpado un riñón. Allí ha conocido a un hombre culto que le ha abierto la posibilidad de imaginar una vida mejor a través de la poesía, de la aventura interior. Miguelito quiere ser poeta, aunque tenga que seguir trabajando en la pequeña ferretería de su padre. En el verano en el que transcurre la historia encuentra a Luli (María Ruiz), su musa, y comienza un idilio con ella. Será el mismo verano en el que, junto a sus amigos, un grupo compuesto por Babirusa (Raúl Arévalo), Paco Frontón (Félix Gómez) y Moratalla (Mario Casas), emprenda una andadura que va a resultar crucial en sus vidas. Miguelito va a conocer también a una profesora (Victoria Abril) con la que inicia una relación paralela, al tiempo que Luli es asediada por Cardona (Antonio Garrido), un hombre seductor y mayor que ella. Alguien que, de modo aparentemente desinteresado, le promete ayuda en sus estudios de baile, que suponen una posibilidad de escapar de la realidad gris que le rodea. Cuando Cardona descubra que Miguelito es infiel a Luli, verá abierto un camino para aproximarse a ella, el mismo camino que acabará alejando a Miguelito de su sueño.


Segundo film como realizador del actor malagueño Antonio Banderas y primero rodado en España.
Una buena parte de los actores, han pertenecido al elenco de series mí­ticas que se caracterizaban por tener a casi treintañeros haciendo de adolescentes, es el caso de Félix Gómez (alias Jero), Fran Perea (Al Salir de Clase), Raúl Arévalo (Compañeros), Mario Casas (SMS) o Alberto Amarilla, hijo de Paz Padilla (Mis Adorables Vecinos).


Quiero suponer que Antonio Banderas leyó la novela del mismo título escrita por su paisano Antonio Soler (guionista también de la película) y se le vinieron a la cabeza recuerdos de su adolescencia y primera juventud malagueña y eso le tocó la fibra sensible, se emocionó y decidió llevar el libro de Soler a la pantalla.
El resultado es un film pretencioso, en el que Banderas explora de manera insistente técnicas novedosas de imagen y color, muchas veces sin venir a cuento y hace un uso exhaustivo de la imagen ralentizada, hasta el punto de que yo calculo que, por este motivo, la película tiene entre quince y veinte minutos más de metraje que si se hubiera rodado sin cámara lenta.
La historia tampoco es que sea muy llamativa y lo que sea que quiera contar (supongo que la insatisfacción con su vida de los protagonistas y la rebeldía propia de los años jóvenes) lo hace mal, al menos de forma poco atractiva al espectador, metiendo por las buenas mucha cita poética y seudofilosófica que remarcan ese carácter pretencioso del que hablaba.
Los actores, normalitos tirando a mal (quizá se salva Raúl Arévalo), aunque no sé si es porque lo hacen mal (que lo hacen) o porque los personajes tampoco dan para otra cosa.
Aburrida por momentos y sin que uno sepa muy bien qué es lo que han pretendido contarle.




6 comentarios:

  1. Tiene toda la pinta de ser una historia de las que escribía CORÍN TELLADO.

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    1. Yo creo que es una película muy personal de Antonio Banderas, pero tan personal, tan personal, que se le ha ido de las manos.

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  2. A mí me gustó por los dialogos interiores y la banda sonora, aunque es cierto que le falta ritmo. Me quedo con algunos momentos sublimes, como cuando se mojan bajo la lluvia o "el garganta" ha encontrado su lugar bajo el sol.

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    1. Una escena, la de la lluvia, que no estaba planificada, surgió de manera espontánea.

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  3. Banderas debe tener tanta pasta que ya ni sabe qué hacer con ella.

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    1. El problema no es el dinero de Banderas, que haga lo que considere oportuno con él. El problema es que esta película tiene una larga retahíla de subvenciones de entidades públicas, es decir, dinero de todos.

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