Julia (Kate Beckinsale), una joven restauradora de obras de arte que tiene el encargo de restaurar una tabla flamenca del siglo XV que ha de ser puesta a subasta, descubre, gracias a la fotografía con rayos X, una inscripción oculta bajo la pintura, que confiere al cuadro una significación especial: Quis Necavit Equitem (¿quién mató al caballero?). Como experta profesional intuye que la genialidad del pintor ofrece la clave en la propia pintura y empieza a interesarse por conocer mejor a los personajes retratados y su papel en la historia.
Para ello cuenta con la colaboración de un antiguo amante, profesor de Historia del Arte, y de César (John Wood), un anticuario homosexual con el que mantiene una relación especial de amistad y afecto filial. También su amiga Menchu (Sinéad Cusack), la galerista que le ha encargado el trabajo, está interesada en la investigación por lo que puede representar de revalorización en la subasta.
La muerte en extrañas circunstancias de Álvaro (Art Malik), el profesor que ha hecho llegar a Julia una pormenorizada relación histórica de los personajes del cuadro, parece establecer un hilo de continuidad con el crimen no resuelto cinco siglos antes, como si los personajes del cuadro y los de la actualidad se movieran en un mismo universo, donde el tiempo no tuviera el valor absoluto que normalmente se le atribuye.
En este punto aparece en escena un personaje especial, Montaner (Joan Guasch), un gitano bohemio que aprendió a jugar al ajedrez en el reformatorio y ha alcanzado gran destreza en este juego. Este experto irá jugando hacia atrás la partida pintada, hasta llegar a deducir qué pieza del tablero se comió el caballo blanco o, lo que es lo mismo, quién mató al caballero Roger D'Arras (Joan Munné).
El guión se basa en la novela La tabla de Flandes, del español Arturo Pérez-Reverte y altera unas cuantas cosas del original, dándole una relevancia a la vida sentimental de la protagonista que en la novela no tiene; convirtiendo al experto en ajedrez, de un oscuro oficinista con gabardina y aspecto vulgar, en un gitano bien parecido con camisas floreadas y bermudas. El escenario se traslada de Madrid a Barcelona, ciudad por la que se nos da un paseo turístico, mostrando algunos de los lugares más emblemáticos, incluída la casa Batlló, a cuyo interior también accedemos.
Creo que la adaptación machaca la novela, en la que hay una buena trama que tiene conexiones con la novela policiaca, pero aquí se van por las ramas y se enredan sin saber sacar el más mínimo partido al misterio y el suspense. La protagonista se pasa la película gimiendo y llorando (como en el valle de lágrimas), cuando no siendo acosada sexualmente, unas veces en su contra y otras con su beneplácito. Lo del gitano experto en ajedrez es un puntazo, no porque no pueda haber alguno que lo sea, sino porque eso es algo que sólo se le puede ocurrir a un guiri. Y como esa boutade, hay unas cuantas más en el film, pero todo muy mal hecho, como con desgana, acompañado de actuaciones a la altura (o sea, malas) y una música también acorde (fatal).
Mala película, pésima adaptación.
Con las películas basadas en las obras de Reverte no suelen acertar.
ResponderEliminarEs que ni una dan en el clavo, pero con esta se han lucido del todo.
EliminarLeí la novela cuando su publicó y me gustó mucho. Es más una novela de intriga que de otra cosa. Y muy bien planteada y resuelta.
ResponderEliminarMenos mal que no he visto la peli, a tenor de lo que cuentas.
Pues sí, porque es decepcionante.
EliminarPues todavía tienen más delito, sabiendo que no tienen éxito y siguen erre que erre; porque la película no es para enmarcar.
ResponderEliminarAbrazo Trecce.
Lo que tiene delito es lo del Sr. Pérez Reverte, que venda sus derechos de esta manera, pero el dinero es el dinero. Después que no se queje.
Eliminar