lunes, 20 de junio de 2016

MEMENTO

Leonard Shelby (Guy Pearce), cuya capacidad para crear recuerdos desaparece a consecuencia de un golpe en la cabeza, cuando, en mitad de la noche, descubre que dos personas han entrado en casa y que están atacando a su esposa. Leonard mata a uno de los atacantes, creyendo que es el único, pero el otro le golpea por detrás y lo último que recuerda es a su esposa agonizando y desde ese día, vive con el único aliciente de encontrar al segundo hombre y matarlo.
En su historia, Leonard nos va contando que trabajaba como investigador para una compañía de seguros, cuando le fue asignado el caso de Sammy Jankis (Stephen Tobolowsky), un hombre aquejado de amnesia aterógrada que era incapaz de aprender a través del condicionamiento y la repetición de acciones, pero Leonard, en su informe, determinó que, aunque Sammy no estaba fingiendo, su afección era de origen psicológico y no físico, por lo que no estaba cubierto por su seguro médico. De cualquier modo, la experiencia con Sammy, le sirve a Leonard para establecer una serie de rutinas que consisten básicamente en ir tomando notas y fotografías de personas y lugares, a fin de sustituir de este modo, los recuerdos recientes que no tiene.
Durante todo este proceso, vemos a un hombre, un tal Teddy (Joe Pantoliano) que aparentemente está ayudando a Leonard en la búsqueda del segundo asesino, igual que hace Natalie (Carrie-Anne Moss), una chica que trabaja como camarera en un bar y que, según las anotaciones de Leonard, le está ayudando por piedad.


Aunque en muchos sitios se considera como un guión original de Christopher Nolan, realizador del film, en realidad es una adaptación de un relato de su hermano Jonathan, lo que ocurre es que el texto fue publicado después de que se estrenara la película y de ahí la confusión en que caen algunos de quienes hablan de la peli, que al ver que la fecha de publicación del relato de Jonathan Nolan es posterior, consideran este como una consecuencia de aquella y no al contrario.


La historia que narra es compleja, alterna las escenas en blanco y negro y las de color y nos lleva a constantes flashbacks que van reconstruyendo para el espectador el pasado inmediato del protagonista. Las secuencias en blanco y negro se suceden en orden cronológico, mientras que las secuencias de color procedan en orden cronológico inverso.
Es innegable la originalidad de la propuesta, su interesante planteamiento que consigue concitar la atención del espectador para intentar no perderse en el seguimiento de la trama. Aún vista después de casi dos décadas desde su estreno, sigue teniendo un aire rompedor y novedoso.
Un par de curiosidades de esas que tanto gustan: La cámara que lleva colgada al hombro Leonard, es una Polaroid 690 y la segunda es que el libro que lee su esposa es "Claudio el dios".


Prácticamente desde su estreno, se convirtió en una película de culto y esta sí que es de las que hay que ver más de una vez, porque en cada uno de los visionados posteriores vamos captando matices nuevos, incluso entendiendo los hechos que algunos no captan (no captamos) a la primera.
Y..., así entre nosotros, sin que nadie se entere, como quien la vea ahora será en casa por medios digitales, paren la grabación alrededor del minuto 86, cuando estamos viendo al pobre Sammy Jankis en la institución psiquiátrica donde está recluido, quizá tengan que intentarlo varias veces hasta que de verdad vean quien está sentado en esa silla que aparece en primer plano, quizá les cueste varios intentos, pero allí está la clave para entender toda la historia y tal vez digan lo mismo que yo: Nolan, ¡qué capullo eres y qué genialidad te acabas de marcar!




3 comentarios:

  1. La película es excepcional, y la mente enrevesada de Nolan queda lejos de toda duda. Como bien dices, para verla varias veces y luego quedarse a comentarla. Cuidado con las discusiones...

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  2. Por cierto, no me había fijado en ese detalle. Desde luego, un genio, es casi imperceptible, pero da la clave de la peli.

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