sábado, 25 de abril de 2020

LAS MARGARITAS


Dos chicas jóvenes, ambas llamadas María (Jitka Cerhová e Ivana Karbanová), concluyen, mientras toman el sol en bikini, que "si en este mundo todo está echado a perder, ellas también deben ser unas perdidas". Las chicas juegan a ser malas con su entorno y a partir de ahí se suceden, una tras otra, una serie como de bromas destructivas que, al tiempo que las consumen, destruyen todo cuanto las rodea: Engañan a hombres maduros para comer gratuitamente, escriben y dibujan en las paredes de su casa, improvisan un baile en un cabaret para boicotear el número que está en escena, engullen y despedazan los manjares de un banquete preparado para otros...


La película rompe con la clásica línea narrativa empleando la técnica del collage tanto a nivel visual como auditivo.
Ni que decir tiene que la película, de 1966, fue prohibida por las autoridades de la antigua Checoslovaquia por representar a un tipo de juventud insensata.


Magnífico exponente de la llamada nueva ola Checa de los años 60, una muestra del nivel experimental y de calidad que alcanzó la cultura en la antigua Checoslovaquia, antes de que los tanques cercenasen tanta creatividad.
Dentro del aparente maremagnum que parece presidir las historias que relata, se nota que está todo pensado y perfectamente planificado, desde el prólogo, con imágenes de bombardeos y una toma aérea que me ha parecido del atolón de Mururoa, donde Francia realizó sus pruebas nucleares durante casi diez años. Estas imágenes son un retrato del mundo que la realizadora Vera Chytilová pretende representar y que da pie a las gamberradas de las dos protagonistas.
Intercalando secuencias en blanco y negro y color, la película es muy llamativa visualmente y todo un espectáculo de experimento cinematográfico de calidad, un producto muy moderno para la época en que se rodó.




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