lunes, 20 de abril de 2020

TODOS NOS LLAMAMOS ALI


Emmi Kurowski (Brigitte Mira), una viuda alemana de 60 años, conoce en un bar al que acuden trabajadores inmigrantes a Ali Salem (El Hedi ben Salem), un trabajador inmigrante marroquí, veinticinco años más joven que ella.
Inducido por una clienta del bar, Salem invita a Emmi a bailar, hablan, la acompaña a casa y, al día siguiente, se queda a vivir con ella.
Cuando de repente deciden casarse, su decisión provoca un gran escándalo en su entorno y para cuando la gente se calma un poco, la relación de Emmi y Ali se vuelve incierta.


Ali (en realidad su nombre es mucho más largo, pero como todos le llaman así, ha decido aceptarlo), ha aprendido que debe procurar ser lo más invisible posible para sobrevivir en una sociedad que le es hostil. Los alemanes son los amos y los árabes los perros, le dice a Emmi. Su vida se reduce a trabajar, estar en el bar con otros árabes e irse a dormir a una habitación que comparten seis personas.
Emmi está sola desde que falleció su marido, un polaco que deducimos llegó a Alemania durante la guerra como parte del contingente que los nazis reclutaron para trabajar mientras ellos estaban en otra cosa mucho más sangrienta, y se quedó. Ella lleva su apellido (Kurowski) y sus vecinas en alguna ocasión murmuran que ni siquiera es alemana, cuando ella incluso estuvo afiliada a las Hitlerjugend (todos los jóvenes lo estábamos, le comenta a Ali). Sus hijos, aunque viven en la misma ciudad, no la visitan y ella se gana la vida como empleada de limpieza en una empresa y haciendo trabajos ocasionales en sus horas libres relacionados con la misma actividad. De casa al trabajo y del trabajo a casa, esa es su vida.
Cuando las vidas de ambos se cruzan, encuentran refugio uno en el otro y, aunque no lo tienen previsto, deciden casarse, porque de lo contrario Ali no podrá quedarse en casa de ella, sería considerado un realquilado y el contrato lo prohíbe, así que se saltan todas las convenciones y se ponen el mundo por montera. Su matrimonio despierta la repulsa de todo su entorno y les crea una situación de ansiedad que repercute en su vida como pareja.


La película es una denuncia sobre tres situaciones de marginación que sufren ciertas personas, las derivadas de su raza, cultura o nacionalidad; las que tienen que ver con la edad y las derivadas del género.
Ali es árabe, no es alemán, despierta resquemor, incluso miedo entre el vecindario. Las compañeras de trabajo de Emmi, que le hacen el vacío tras su matrimonio, cuando retorna la tranquilidad, van a su casa y se sorprenden de lo limpio que está (se ducha todos los días, dice Emmi) y admiran su belleza corporal.
Emmi es mayor, para muchos incluso anciana y no tiene derecho a rehacer su vida, sus hijos la repudian cuando les convoca para darles la noticia de su matrimonio, la llaman puta y abandonan su hogar airados y asqueados. Volverán al redil cuando la necesiten, pidiendo un perdón cargado de hipocresía, el mismo que le manifiestan sus vecinas, molestas con que haya metido en casa a un hombre que, como dicen ellas, no es negro, pero es muy oscuro y que retoman la relación cuando Emmi y Ali las ayudan y se dan cuenta de que el árabe no es ningún delincuente.
Y por último, Emmi, vieja y mujer, ha de soportar la repulsa de todo su entorno y, en un momento dado, incluso el vacío que le deja Ali cuando atraviesan su crisis de pareja, está desamparada y no duda en luchar por recuperar lo que está perdiendo, lo que le devolvió la ilusión de vivir aunque su actitud sea equiparable a cierta humillación.
Rainer Werner Fassbinder nos acerca una obra de denuncia, es cierto que centrada en Alemania, en la que se dejan ver los rescoldos del nacionalsocialismo que han quedado en la sociedad germana de posguerra, pero que es extrapolable a cualquier país desarrollado, donde el diferente, el inmigrante, es visto con prevención, incluso con repulsa y los viejos se encuentran con la marginación de sus conciudadanos de menos edad que parece que les echan en cara que sigan viviendo.
No hay moralina, no se recurre a exprimir el melodrama, ni se idealiza el amor de la pareja, que también sufre sus vaivenes, simplemente se cuenta una historia, la de un extraño y hermoso amor entre una pareja que desafía todas las barreras, para acabar encontrando un lugar en esta desafiante sociedad nuestra.
Una película emotiva y emocionante que huye del sentimentalismo barato y del discurso ventajista para dibujar, con realismo, situaciones que cualquiera puede sentir cercanas.
Si odias el cine de Fassbinder y no has visto esta película, dale una oportunidad, quizá a partir de ese momento digas: odio el cine de Fassbinder, menos una película.




4 comentarios:

  1. Un drama por la calle del medio...Gracias por el dato

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  2. Totalmente de acuerdo: a partir de ver esta película se verán con otros ojos el cine de este gran director. Por otro lado, la cinta es un remake encubierto de un filme de Douglas Sirk: "Solo el cielo lo sabe" (Fasbbinder se dejó influenciar por él en sus peculiares melodramas, y luego el realizador alemán le pasó el testigo a Almodóvar). Saludos!!

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    1. En efecto, puede considerarse una adaptación de la película de Douglas Sirk.

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