jueves, 26 de abril de 2018

WONDER WHEEL

La película cuenta la historia de cuatro personajes cuyas vidas se entrelazan en el ajetreo de la animación del parque de atracciones de Coney Island en los años 50: Ginny (Kate Winslet), una antigua actriz emocionalmente inestable que ahora trabaja como camarera en un restaurante de pescado y marisco; Humpty (Jim Belushi), el áspero marido de Ginny, operador del tiovivo; Mickey (Justin Timberlake), un joven y guapo socorrista que sueña con llegar a ser dramaturgo; y Carolina (Juno Temple), la hija de Humpty que regresa a casa huyendo de unos gangsters.
Tras la conmoción emocional que supuso el divorcio de su anterior marido, Ginny encuentra consuelo casándose con  Humpty, otro alma rota, una persona destrozada tras la muerte de su esposa y la pérdida de su hija Carolina, que ha huido para casarse con un matón del barrio. Humpty tiene problemas con la bebida y consigue a duras penas mantener su empleo, pero sí que le proporciona a Ginny, y a su problemático hijo Richie (Jack Gore), una hogar, aunque sea un pequeño piso inmerso en el ruido de la animación de la famosa noria del parque Coney Island. Aunque Ginny encuentra cierta estabilidad con Humpty, se siente desconsolada por tener que abandonar su sueño de trabajar como actriz y tener que hacerlo de camarera, por su matrimonio con un hombre más interesado en la pesca que en cosas más valiosas, y por su incapacidad para ayudar a Richie, que tiene sus propios problemas emocionales.


Seguramente no es su mejor película, pero es una buena película, con una historia que no es original, pero que tiene cierto atractivo, por lo bien narrada que está y porque logra que el espectador se halle inmerso, sin apenas darse cuenta, en un mundo de gente corriente, con problemas que no tienen gran cosa de extraordinario, pero que hace parecer como si aquello fuera una gran historia.
Y es que si algo tiene Mr. Allen, es maestría a la hora de dejar fluir una historia que puede antojársenos intrascendente, pero que merced a algunos pasajes brillantes en los diálogos da la sensación de ser más de lo que es.


Magnífica fotografía de Vittorio Storaro y una selección musical brillante, como tantas veces en las películas de Woody Allen, que demuestran el buen gusto a la hora de seleccionar temas musicales, la mayoría de ellos, entre clásicos de la música ligera de la década de los cincuenta.


Hay quien ha querido ver en el film una especie de autoreivindicación del realizador neoyorkino frente a las criticas de promiscuo y cuasi pederasta, cuando todo aquello de su separación de Mia Farrow y sus relaciones con su hija adoptiva y actual esposa de Woody, Soon-Yi, 35 años menor que él. Aquí nos presenta a un pretendido intelectual, el salvavidas de la playa (supuestamente el alter ego del realizador), que mantiene relaciones con la madre y con la hija y a aquella la pinta como una neurótica, mientras él, que es el narrador de la historia, no solamente sale de rositas en cuanto a culpabilidad en el trágico desenlace del film, sino que se permite dar lecciones de moral a su antigua amante: "¿Vas a ser capaz de vivir con ese peso en tu conciencia el resto de tu vida?"
Desde luego, si se le quieren sacar parecidos con la vida de Woody, haberlos los hay y los más malvados, lo que ven es un torpe intento de autojustificarse, con esta historia en que la noria es toda una metáfora de la vida, .
Como metáfora (mientras vamos montados en la noria, podemos soñar lo que queramos, incluso tenemos la impresión de vivir en otra dimensión, pero aquello es un espejismo y en cuanto apoyamos los píes en el suelo, de nuevo nos vemos en el mismo lugar en que estábamos antes de subirnos), Woody visita lugares ya explorados en anteriores películas suyas, incluso explícitamente nos habla del destino, el "fatum" griego y su inexorable intervención en nuestras vidas.
Como pretendido blanqueo de sus pecados, el de Brooklyn es burdo en su presunta excusa disfrazada de intelectualidad, desde luego el boceto que nos ofrece de Kate Winslet y su personaje de Ginny, como ser mezquino y desequilibrado, no puede ser más patético.
Veremos a ver cómo influye en su devenir el terremoto #MeToo, que llegó tarde por cuestión de meses al rodaje de esta película, pero que le va a salpicar de lleno en la que acaba de rodar A Rainy Day in New York. De momento, Timothée Chalamet, que forma parte del elenco de la película, anunció en Instagram que donará todo el salario de su trabajo en esta película a organizaciones benéficas: El Centro LGBT en Nueva York, Time's Up y RAINN, una organización contra la violencia sexual, mientras Rebecca Hall y Selena Gomez, que también actúan en el film, harán donaciones a Time's Up, tras las críticas por trabajar con Woody Allen.
En fin, si hay que enjuiciar, cada cual que saque sus propias lecturas.




6 comentarios:

  1. Qué pena da que un tipo brillante como Woody Allen, con su trayectoria artística en el cine, termine así.Tal como lo describes.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta todo lo que dices...Aunque sospecho que tiene un final terrible. De ser así no me animo a verla

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El final es dramático, pero nada de terrible, entre otras cosas, porque no es explícito y no se ve en pantalla, ni se sabe exactamente qué ocurre, aunque se intuye y se deduce perfectamente.

      Eliminar
  3. Me gusta ese tipo de películas, que cada uno le puede añadir el final que más le plazca.

    Salud Trecce.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se intuye, pero deja un punto a la imaginación de cada cual.

      Eliminar