jueves, 12 de abril de 2018

SE LO LLEVARON: RECUERDOS DE UNA NIÑA DE CAMBOYA

Loung Ung (Sareum Srey Moch) es hija de un alto funcionario del gobierno camboyano, tenía cinco años cuando los Jemeres Rojos tomaron la capital de Camboya en 1975 y se vio obligada a abandonar Phnom Penh, su ciudad natal, con su familia.
Cuando los Jemeres Rojos tomaron la capital camboyana, Loung Ung y su familia fueron conminados, al igual que otros miles de personas a dirigirse hacia el campo. Para no llamar demasiado la atención, trataron de hacerse pasar por campesinos.
Tuvieron que trabajar de doce a catorce horas diarias e intentaron subsistir con escasas raciones de alimentos, pero llegó un momento en que, para sobrevivir, la familia tuvo que separarse.
Ung fue entrenada como una niña soldado en un campo de trabajo para huérfanos, mientras que sus hermanos fueron obligados a realizar trabajos de campo.
La historia se relata a través de sus propios ojos, desde que tenía 5 años, cuando los Jemeres Rojos tomaron el poder, hasta los 9 años. El largometraje muestra el indomable espíritu y devoción de Loung y su familia mientras luchan por mantenerse unidos.
Cuando el régimen de Khmer Rouge asumió el poder de Camboya en 1975, dio comienzo un reinado de cuatro años de terror y genocidio en el que murieron casi dos millones de camboyanos, muchos de ellos en los llamados Campos de la Muerte, lugares en donde miles de personas fueron asesinadas y enterradas en masa en fosas comunes por el régimen. Durante la historia podemos ver a través de la protagonista las causas ridículas por las que se ejecutaban a las personas. Estos lugares fueron convertidos en museos de la memoria años después, a fin de recordar a las personas que murieron en condiciones tan desastrosas.


El filme es la adaptación de las memorias escritas por Loung Ung, una superviviente al régimen jemer que en 2000 publicó su diario para exponer al mundo lo que había ocurrido en su país, aportando detalles de su experiencia como niña soldado en el genocidio camboyano. Sensaciones que Angelina Jolie ha tratado de plasmar desde el best-seller de la conocida activista por los derechos humanos, combinando escenas sensibles con momentos que parecen sacados de un drama bélico.
A pesar de que la película narra lo que la protagonista, al igual que miles de camboyanos, sufrió en sus carnes, no vayan a pensar que estamos ante un intento de tocar la fibra sensible del espectador, todo lo contrario, creo que se queda corta, aquellos años fueron un verdadero infierno en que murió el 25% de la población camboyana debido a la desnutrición, los trabajos forzados o los asesinatos en masa.
La película, dentro de la desgracia que retrata, tiene algo de poético en las largas escenas de silencio, en que la niña (entrañable y cautivadora la interpretación de Sareum Srey Moch) se entrega a sus reflexiones o trata de asimilar lo que está viendo. La cámara de Jolie se recrea en su rostro que nos transmite una mezcla de serenidad, belleza y fragilidad, que sin embargo logra imponerse estoicamente y sobrevivir ante las duras condiciones en que se desarrolla su día a día, un retrato de esa especie de estoicismo sobrehumano que los occidentales vemos en las gentes de oriente y que tanto nos admira.
Una de las críticas que se hacen del guión es que nada habla de los antecedentes de todo este desastre, los Jemeres Rojos no surgieron por generación espontánea, sino en buena medida, por culpa de la desastrosa política bélica de Richard Nixon, que sometió al país camboyano a un sinnúmero de bombardeos de los que los expertos llaman "de alfombra", que arrasaron el país y provocaron miles de víctimas civiles. Ni Inglaterra, ni Alemania, ni Japón, sufrieron semejante agresión durante la Segunda Guerra Mundial, bomba atómica incluída. Todo ello con la excusa de que en Camboya (país nominalmente neutral), tenían sus bases las guerrillas del vietcong y era necesario cortar sus líneas de suministro. Dicho esto, hay que recordar que el film es la adaptación de un libro y que en él, la autora del mismo habla de su experiencia, la de una niña que no había cumplido diez años y, como es lógico ella nada sabía de todas estas cuestiones políticas, sencillamente cuenta lo que vivió en primera persona.


La película está bien rodada, con una buena dirección de actores y con algunos planos aéreos muy llamativos, en los que se ve deambular a los personajes a vista de pájaro, en medio de la exuberante naturaleza de la selva o entre los campos de arroz, componiendo imágenes realmente bellas. Otras, igualmente bien rodadas, son impactantes por el drama que retratan, recuerdo ahora una en la que se ve parte del entrenamiento de los niños soldado, en que están horas y horas, con su fusil sobre los hombros, metidos en un río, con el agua hasta la cintura, bajo una lluvia monzónica y sin perder la formación.


Una crónica real, de uno de los episodios más vergonzosos de la historia reciente de la humanidad que quizá, para aquellos a quienes pille de nuevas, sería interesante documentar con esos antecedentes que hemos mencionado, para entender como un grupo de comunistas maoístas, formados en algunas de las más prestigiosas universidades europeas, al frente de una tropa de analfabetos (dicho en el mejor sentido del término y sin ánimo peyorativo), la mayoría de ellos adolescentes, lograron hacerse con el poder y someter al país a un régimen que les devolvió a la edad de piedra, quedando abolida la moneda, la religión y la familia. Todo pertenecía al Estado. Se fomentaba la delación y el asesinato entre familiares como muestra de obediencia, hasta conformar el experimento de ingeniería social más extremo de la Historia.




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