viernes, 6 de abril de 2018

LA VOZ DORMIDA

Pepita (María León), una joven cordobesa de origen rural, va a Madrid en la posguerra para estar cerca de su hermana Hortensia (Inma Cuesta) que está embarazada y confinada en la prisión de Ventas.
Cuando la visita por primera vez esta le pide un favor: debe hacer llegar a su marido, guerrillero que lucha en la sierra, documentación para poder salir del país.
Pese a que Pepita no quiere implicarse en asuntos políticos acepta ayudarla, entregando la documentación a Paulino (Marc Clotet), conocido entre los guerrilleros como "Chaqueta Negra", que le pide colaboración para curar a Felipe (Daniel Holguín), el marido de su hermana que está herido.
Don Fernando (Jesús Noguero), el señorito de la casa en que trabaja Pepi, convertido en contable al no poder ejercer como médico debido a su ideología, será quien le cure, volviendo a ver gracias a ello a Paulino, por el que se sentirá atraída, el cual le pedirá que sea su novia.
Paulino es un valenciano de familia burguesa, que lucha en la sierra de Madrid. A pesar de la dificultad de su relación, se enamoran apasionadamente.
Hortensia es juzgada y condenada a muerte. La ejecución no se llevará a cabo hasta después del parto. Pepita intenta por todos los medios y en todas las instancias que condonen la ejecución. Va todos los días a la prisión con el objetivo de que le entreguen al futuro hijo de Hortensia, suplicando que no lo den en adopción o lo internen en un orfanato, incluso acuden al obispado por mediación de la esposa de Don Fernando y pedirá ayuda también al padre de este, que fue médico de Franco.
El guión de Ignacio del Moral y del realizador del film, Benito Zambrano, adapta la novela del mismo título de Dulce Chacón.


Maniquea, lacrimógena, parcial, esquemática... Son algunos de los adjetivos que podrán leer sobre este film, claro está que junto a aquellos que la consideran brillante.
Es cierto que se pueden apreciar fallos en el film, que no es una gran película, que "otra vez" nos trae el asunto de la Guerra Civil y su inmediata posguerra, que puede que los personajes estén un tanto idealizados, los buenos (los de izquierda, claro), solidarios y de claros ideales y los malos, muy malos.
Pero dicho esto, hay que añadir que la novela en que se basa, tenía tras de sí un gran trabajo de campo en el que Dulce Chacón (fallecida en 2003 a causa de un cáncer, cuando solo tenía 49 años) se entrevistó con supervivientes y familiares de ellas, que había sufrido la represión feroz de los años inmediatos al fin de la Guerra.
La originalidad del film, como lo fue la novela en su día, es que pone voz y rostro a las mujeres, las grandes olvidadas, una vez más, de la tragedia. Militantes antifascistas, pero también otras que resultaban sospechosas para el nuevo régimen por el hecho de ser madres, hermanas, esposas, amigas o conocidas de varones que habían militado o simplemente simpatizado, con el bando perdedor.
La película está rodada de manera impecable, bien ambientada y con la cámara colocada en el sitio adecuado en cada escena y estas, a su vez, incluso demasiado cuidadas, lo que en ocasiones le resta un poco de espontaneidad y le da cierto aire de composición pictórica a algunas de ellas.
Bien interpretada, aunque lo hace muy bien Inma Cuesta, yo me quedo con el gran trabajo de María León, con un personaje que enseguida nos cautiva por su ternura y su ingenuidad, pero que esconde debajo de esa apariencia, un alma grande y fuerte. Un gran debut en la gran pantalla.
Película con escenas duras, pero es que dura fue la experiencia de aquellas mujeres que vivieron la cruel represión carcelaria desde antes incluso del final de la Guerra, al menos hasta los primeros años 60.




2 comentarios:

  1. Ni la he visto ni la he leído, pero me da que es más de lo mismo.

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    1. El interés de la película es, sobre todo, que pone voz a las mujeres.

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