jueves, 26 de mayo de 2016

ANA DE LAS TEJAS VERDES

Cuando dos hermanos, Marilla (Colleen Dewhurst) y Matthew Cuthbert (Richard Farnsworth), deciden adoptar a un muchacho para que les ayude en Tejas Verdes, situada en la Isla del Príncipe Edward, un error hace que envíen a una niña pelirroja y soñadora que acaba cambiando sus vidas y la de los habitantes de Avonlea.
Anne Shirley (Megan Follows), la protagonista del film, es una niña soñadora (al contrario que la pragmática Marilla), habladora y muy inteligente, que siente que no ha sido muy afortunada en la vida. Tras la muerte de sus padres cuando era solamente un bebé, se vio abocada a vivir en distintas casas donde la acogieron, aunque no la trataron todo lo bien que podrían haberlo hecho, para acabar finalmente en el orfanato.
Ana nunca ha tenido nada, pero su imaginación la hace poseedora de muchas cosas, aunque a veces le juegue malas pasadas.
Por insignificantes que parezcan a los ojos de los demás, ella sabe vivir todos y cada uno de los momentos que la vida le ofrece.
Con el paso del tiempo, y a pesar de los líos en que se mete, Matthew y Marilla descubren que sus vidas se han vuelto mucho más ricas ahora que Anne está en Tejas Verdes.



La historia se desarrolla a principios del siglo XX, que fue cuando se escribió, en la isla del Príncipe Eduardo, en Canadá. Se basa en la novela del mismo título de la escritora canadiense Lucy Maud Montgomery y se rodó en localizaciones de la propia Isla del Príncipe Eduardo y del sur de Ontario.
Lucy Maud Montgomery escribió varias novelas con este personaje como protagonista y muchas de las cosas que narra en ellas, están basadas en experiencias propias.
Se rodó en formato televisivo para ser exhibida por capítulos, aunque en algunos países se proyectó en cines, con los oportunos recortes en el metraje.
Es una adaptación bastante fiel al original y cuenta con una fotografía muy buena y expresiva que se beneficia de los maravillosos paisajes naturales en que se rodó la serie y una banda sonora suave, cálida y con ciertos toques románticos, que es también de gran nivel.
Las interpretaciones son muy logradas y entre los protagonistas, citar como anécdota que Richard Farnsworth, antes de ser actor, había participado como especialista en numerosos films, gracias sobre todo a su habilidad como jinete y entre esas películas, en las que no aparece acreditado, figuran títulos como Un día en las carreras, Gunga Din, Lo que el viento se llevó, Los Diez Mandamientos o Espartaco, entre otras muchas.


La acción se presenta sin tiempos muertos, enlazando pequeños episodios con situaciones que Anne vive en su vida cotidiana y que, en cierto modo, recuerdan las peripecias de Tom Sawyer, aunque aquí no se trata tanto de travesuras, sino de situaciones que van de lo divertido a lo incómodo, bien por la inexperiencia de Anne o por simple mala suerte. Este es uno de los fuertes del personaje, explotado ya en la novela y transmitido a imágenes muy bien en la serie y es que Anne, con su carácter afable y extrovertido y su verbo imparable, sale de los apuros en que se mete obligando a los demás a trocar su enfado en sonrisa y a participar del sentimiento optimista de la protagonista.
Estamos ante un producto de gran calidad (obtuvo un Emy al mejor programa infantil), de imágenes bellísimas y excelente ambientación. Una de esas joyas que se pueden disfrutar independientemente de la edad que tengas y con una gran lección sobre la manera de afrontar la vida, con sus alegrías y tristezas, siempre con optimismo y fe en uno mismo y  en los demás.
De las varias adaptaciones que se ha hecho, esta es quizá la más conocida y merece la pena disfrutarla.
Un telefilm, de esos que te llegan al corazón y con un personaje, Anne, absolutamente cautivador. Muy bonita.




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