UN PEZ LLAMADO WANDA

 

Georges Thomason (Tom Georgeson), su seductora novia estadounidense, Wanda Gershwitz (Jamie Lee Curtis) y su socio Ken Pile (Michael Palin) están planeando un robo de diamantes que debería reportarles 13 millones de libras esterlinas. Planean salir de Inglaterra con la mercancía después del atraco. Por recomendación de Wanda, solicitan la ayuda de su hermano Otto West (Kevin Kline), experto en armas, para este atraco. En realidad, Otto no es el hermano de Wanda, sino su último amante, un tonto egocéntrico que se se cree intelectual porque lee a Nietzsche y no tolera que nadie le llame estúpido. Wanda tiene debilidad por los hombres que hablan otro idioma y es por eso que Otto logró convertirla en su amante hablando italiano para seducirla. Wanda y Otto planean traicionar a Georges haciendo que lo arresten, mientras ellos se fugan con las joyas. Wanda planea además traicionar a Otto eliminándolo después de que ella tenga las joyas. Logran su propósito de que arresten a Georges, pero una vez en la cárcel, descubren que él ha protegido su inversión cambiando las joyas de su ubicación acordada a un lugar que solo él conoce. Wanda tiene su propio plan para alcanzar su objetivo final: seducir al abogado defensor de George, Archie Leach (John Cleese), y descubrir el secreto de George sobre el escondite de las joyas. Archie puede ser presa fácil para Wanda, ya que su esposa Wendy (Maria Aitken) le presta poca atención. Otto podría arruinar los planes de Wanda si descubre lo que está maquinando.

Aunque el grupo ya se había disuelto, aquí estaba alguno de sus miembros y esta película parece como si fuera uno de los últimos coletazos de los Monty Phyton.

Una divertida comedia de crímenes, robos y enredos en la que lo de menos es el argumento que puede pasar por una mera disculpa para hacer avanzar la historia, con algunos gags, situaciones y diálogos realmente conseguidos, alguno de los cuales te lleva a la carcajada.