martes, 28 de marzo de 2023

PERSONAS COMO YO

 

A sus trece años, su día a día cambia por completo al conocer al atractivo Richard Abbott, su futuro padrastro, y a la señorita Frost, la maravillosa bibliotecaria del pueblo, quien acaba convirtiéndose en su cómplice en un mundo hostil. A medida que avanzan los cursos escolares, y mientras se convierte en escritor, Billy se embarca en la búsqueda de su identidad sexual: ¿es posible que le guste el chico más canalla de clase y, al mismo tiempo, la despampanante bibliotecaria? ¿Existen personas como él? Entretanto, aumentan sus deseos de conocer a su verdadero padre. Tardará toda una vida en dar con él, y será en Madrid.
John Irving, el reputado autor de novelas como El mundo según Garp (1976) o Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra (1985), que fue adaptada al cine con el título de Las normas de la casa de la sidra (que es el título de la novela en su versión original), sigue los derroteros de Bill Abbot, estudiante en la academia Favorite River, un colegio privado de Vermont, entonces exclusivamente masculino. Bill crece en un muldo de ocultaciones y medias verdades, su madre le esconde la verdad de sus orígenes, mientras él contempla a su abuelo maquillándose y vistiendose para interpretar personajes femeninos en las obras que representa el club local de teatro. 
Adolescente en la lejana década de los 50 del pasado siglo, Billy vive en un mundo donde la homosexualidad es reprimida y tratada como una enfermedad. Con él asistiremos a su búsqueda de identidad, ayudado por personas que le protegen y con la complicidad de su amiga Elaine con la que vive una peculiar relación en la que la amistad se impone al amor. Viviremos de cerca las terribles décadas de finales de siglo, aquellos 80 y 90 de infausto recuerdo para la comunidad gay en la que verá ir desapareciendo por culpa del SIDA a antiguos amigos y amantes, sintiéndose en parte culpable por no haberla contraído gracias a un premonitorio consejo que le dio un médico y que en principio le sentó mal a Billy: "Los bisexuales deberían usar siempre condón"; se lo dijo cuando nada se sabía del SIDA, pero el médico tenía la experiencia de que los hombres bisexuales eran proclives a transmitir la gonorrea cuando se acostaban con mujeres. 
El último capítulo del libro se desarrolla en buena parte en el madrileño barrio de Chueca, al que viaja el protagonista para encontrarse con su padre, quienes lo conozcan reconocerán calles y lugares que el autor cita con detalle. 
Irving maneja con soltura la mezcla entre humor y seriedad, incluso la tragedia, para construír una novela tan aleccionadora como amena en un viaje que es el de toda una generación.



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