Paul y Elaine son un matrimonio de clase media con dos hijos. Viven en un barrio residencial a las afueras de la ciudad y consideran que su vida es aburrida. Bueno, lo de normal es un decir, aunque habría que preguntarse quién de nosotros es realmente normal, esa pequeña locura que nos permitimos alguna vez, puede enredar nuestras vidas. El caso es que un buen día en que van a preparar una barbacoa en el jardín, Paul, alarga el chorro del líquido inflamable hasta salpicar la pared de la casa y, una vez encendido el fuego, le da una patada a la barbacoa hasta que vuelca y ambos contemplan como su casa se va incendiando. Deciden entonces salir por pies y la familia al completo se va a cenar por ahí y, después a dormir a un motel, regresando en plena noche, contemplando lo que queda de la casa , rodeada por la cinta con que la han perimetrado los bomberos, un auténtico desastre, pues en lugar de quemarse hasta los cimientos como esperaban, la casa sigue en pie, aunque con graves daños en una pared, un agujero en el techo y todo el interior ennegrecido.
Mientras el seguro resuelve, colocan a los niños a casa de amigos y ellos se van a casa de Gerge y Pat, un matrimonio aparentemente modélico, con tiempo para todo, perfectos anfitriones que se adelantan a cualquier deseo que puedas tener.
Sin embargo, tras este universo de aparente normalidad, por un lado y, de perfección en el caso del matrimonio amigo, hay cosas que no se ven a primera vista y que también forman parte de sus vidas, una parte muy importante.
Comenzaremos a conocer los problemas de relación de Paul y Elaine con su hijo mayor adolescente y las infidelidades matrimoniales que se esconden uno a otro, mientras el desastre en que han convertido su casa se va solucionando poco a poco.
A. M. Homes (Amy Michael Homes), autora multipremiada en su país y traducida a varios idiomas, defiende que con su literatura pretende ser algo provocativa y plantear interrogantes y aquí lo hace sobre la clase media y la institución familiar. Con un lenguaje afilado, no exento de ironía, párrafos de sexo explícito y situaciones que retratan formas de comportarse no siempre aceptadas como normales, va desgranando la peripecia familiar de los protagonistas, sus amistades, los padres de ella, los hijos o los comportamientos laborales, hasta conducirnos a un final inesperado que, esta vez sí, les va a sacar de su rutina, aunque de una manera tan trágica que, seguramente, les hará estar convencidos de que era un millón de veces mejor el aburrimiento (¡bendita monotonía!) del que se quejaban.
Hola.
ResponderEliminarPues me parece muy original. Si yo decido quemar mi casa seguro que termino igual, con todo a medias, jajajaja.
Gracias por la reseña y feliz martes.
Algunos tienen mala suerte hasta para eso.
EliminarInteresante planteamiento para una novela, muy de hoy en día. La tendré en cuenta.
ResponderEliminarTiene sus momentos divertidos y un final crudo.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarBueno, esperemos que esa manía de meter la tijera no se extienda al resto de literatura. Por cierto, me ha llamado la atención la imagen de portada, en mi epoca de fumador me gustaba jugar así con el humo...
Saludos!
El humo, como las nubes, con sus formas caprichosas, tiene algo de embeleso, como algo así como la música para las cobras de los faquires.
Eliminar