En 1970, dos amigos de la infancia y compañeros de trabajo en un hospital, Ñito (Cesáreo Estébanez), un celador, y sor Paulina (Mercè Sans), una monja que presta servicio como enfermera, identifican el cadáver de una pareja que se ha ahogado en un accidente de coche. El muerto es Daniel Javaloyes (Jorge Sanz), conocido como 'Java', compañero de correrías durante la niñez.
Ante su cadáver, ambos rememoran recuerdos de infancia en el barrio barcelonés de El Guinardó, en los tristes años de la posguerra española. Allí aparecen sus primeras experiencias sexuales, sus fantasías y sus miserias. En un ambiente degradado y oscuro, los protagonistas cuentan sus “aventis” –historias inventadas por niños nacidos de la violencia y criados en la calle– que les permiten ir tejiendo una realidad fantástica y extrañamente cotidiana.
Basado en la novela del mismo título de Juan Marsé, el autor señaló que no era la peor adaptación que habían hecho de sus libros, lo que es decirlo todo sin decir nada.
Para mi gusto no es una buena adaptación, aunque tiene sus claroscuros. Por un lado refleja con acierto una parte de lo que fue la Barcelona de postguerra, la de las familias de los vencidos, pobreza, miseria e ingenio para salir adelante, pero se deja llevar por el ambiente prostibulario, que también existió (nadie lo duda), pero ahí encuentra Vicente Aranda su espacio para desarrollar ese particular manual de estilo tan propio de él, en que desata el voyeur que lleva dentro (al menos eso parece viendo algunas de sus películas).
Mal diferenciados los "aventis" de lo que pudiéramos llamar narración real, de manera que a medida que avanza el film, hay muchos momentos en los que uno no sabe si está viviendo una de las historias que cuentan los muchachos o pertenece a lo que de verdad ocurrió en sus vidas.
Hay algunas cosas curiosas, por ejemplo el papel de Javier Gurruchaga, que parece hecho a medida de este iconoclasta y carismático showman o el debut en el cine de algunos actores que más adelante serán muy conocidos en nuestra escena y aquí son apenas unos niños (Carlos Trsitancho, Juan Diego Botto...).
Tiene momentos interesantes, pero en general yo creo que no es una buena adaptación de la novela de Marsé, de la que se podría haber sacada más partido.
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