viernes, 12 de agosto de 2016

LA SERPIENTE Y EL ARCO IRIS

Dennis Alan (Bill Pullman), es un científico norteamericano que después de beberse un brebaje que le da un brujo y encontrar a su animal shamánico en el Amazonas, es enviado por una compañía farmacéutica a Haití para investigar una sustancia utilizada en rituales de magia negra que podría tener usos anestésicos. Lo que hace a esta droga interesante para dicha corporación es que la misma es capaz de hacer pasar por muerta a una persona y después devolverla a la vida, o al menos dejarlos balbuceando mientras vagan por las calles de Haití. La llegada del doctor Alan a la isla no agrada a Dargent Peytraud (Zakes Mokae), comandante de las fuerzas paramilitares haitianas. Peytaud también es brujo y utiliza todos sus poderes para evitar que el doctor encuentre lo que está buscando. Con la ayuda de la bella doctora Marielle Duchamp (Cathy Tyson), y Louis Mozart (Brent Jennings), un médico brujo un tanto pícaro, el doctor Alan encuentra la mítica mezcla que revive a los muertos mientras trata de evitar a las tropas del malvado Peytraud.
El guión se inspira en el libro del mismo título escrito por Wade Davis, científico de Harvard y explorador de lo desconocido, quien un día de abril de 1982, descendió de un avión en Port au Prince, para comenzar una de las más asombrosas aventuras de nuestro tiempo: un viaje a través de la misteriosa sociedad del Vudú Haitiano para investigar la realidad de los Zombis y el mundo de sus rituales mágicos.
Davis, etnobotánico, penetró como nadie en el más misterioso rito religioso del planeta. El científico fue enviado a Haití con la misión de descubrir una explicación racional a la reaparición, luego de años desde su defunción, de dos personas supuestamente zombis. Regresó con la formula química real del extraño veneno que produce el estado de zombificación. Descubrió, además, que lo que gobierna Haití son sus sociedades inquebrantables y peligrosas.
Sus asombrosos informes continúan desconcertando a los estudiosos de todo el mundo.


Casi 30 años después de su estreno, la película no asusta tanto como cabría esperar y más tratándose de un film de Wes Craven, quizás el menos explícito de los suyos en cuanto a violencia exagerada se refiere.
Los "sustos", vienen más por ambiente en que se desarrolla la acción y de los sueños y alucinaciones del protagonista.


La temática sobrenatural de la película se podría prestar a secuencias trilladas, pero Craven matiene la acción centrada en lo real. Claro, estamos hablando de muertos caminando por las calles de Haití y Bill Pullman peleando contra un médico brujo, pero tampoco es que se nos muestre a Peytraud lanzando rayos por sus dedos o Alan actuando como un asesino despiadado. Craven trató de añadirle algunos elementos de fantasía a la historia para hacer estos noventaitrés minutos de metraje, más entretenidos, aunque solo los implementó durante las pesadillas del doctor Alan y durante la batalla final.
Está bastante conseguida la mezcla del verdadero tema de la película, con hechos históricos que corresponden a la situación de Haití en la época de Duvalier, unos años terribles para la población del país, cuyos habitantes vivía atemorizada por los sanguinarios Tonton Macoutes, la policía política del régimen.
No es un film de terror sin más, tiene muchos aditamentos que lo hacen diferente, como todo ese mundo que se retrata alrededor del vudú visto con un cierto tono sociológico.
Al final, parece que a Craven se la va un poco la pinza y remata la película dejándose llevar por un desfile de explosiones y objetos volando que desmerecen un poco el tono contenido de la película.




2 comentarios:

  1. Hoy en día, con tanta serie y película basadas en los zombis, hay demasiadas divergencias sobre lo que serían, cómo se producen y, sobre todo, de qué se alimentan.

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    1. De cualquier modo, esta peli tiene poco que ver con las típicas películas de zombis que tan de moda se han puesto últimamente.

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