Juan Gallardo (Christopher Rydell), vive con su madre, viuda, su hermana y su cuñado en una casa humilde, trabaja como mensajero, pero su verdadero anhelo es convertirse en figura del toreo, un camino que se presenta poco menos que imposible, pues carece de medios y contactos para introducirse en el mundillo y buscar una oportunidad. Entre tanto se dedica a visitar ganaderías durante la noche para tentar, de manera clandestina, alguna res de vez en cuando.
En una de esas ocasiones es sorprendido por los mayorales de un cortijo, uno de los cuales le propina una soberana paliza, mientras el otro, apidadado del muchacho, le encamina a Jerez de la Frontera, para que se ponga en contacto con El Nacional (Albert Vidal), un antiguo banderillero que regenta un bar y que, según le dice, puede ayudarle a conseguir su propósito.
Una vez en Jerez, Juan encuentra hospitalidad por parte del antiguo torero, que le entrena y se pone en contacto con Don José (José Luis de Vilallonga), un marqués que se convierte en apoderado del nuevo diestro.
En su debut en la Maestranza sevillana, Juan alcanza un éxito apoteósico y desde entonces cuenta con el favor del público.
Sin embargo, una mujer, Doña Sol (Sharon Stone), se cruza en la vida de Juan, es hija de un rico ganadero y la relación entre el torero y ella pone en peligro no sólo el matrimonio de Juan, sino su propia carrera y su futuro personal.
Enésima adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de Vicente Blasco Ibáñez, en este caso modernizada en cuanto al contexto que se sitúa aproximadamente en los años 80 del pasado siglo.
Quiere ser una representación de la elevación a la cima de la fama y la posterior caída libre de una persona, un torero en este caso, que se deja llevar por el oropel y por los encantos de una mujer que, en el fondo, no ve en él sino un trofeo más en su colección de amantes. Juan es incapaz de ver que siempre será una persona de clase inferior para ella y se va aislando de quienes de veras le quieren, hasta quedarse totalmente sólo frente al toro.
La película no aporta nada nuevo, al contrario, en muchos casos desmerece de la novela en que se inspira, con un elenco de actores que tampoco es que hagan un gran trabajo y una dirección bastante errática. Ni siquiera queda el recurso de acudir a la fotografía o a la banda sonora para salvar algo.
La novela de Blasco Ibáñez es,como casi todo lo que salió de sus manos, es una obra magistral. Y la película, para mi, deja bastante que desear. Para que no desmereciera esta obra, al llevarla a las pantallas, se hiubiera necesitado otros actores y, por supuesto, otro director y hasta otro guionista.
ResponderEliminarHay versiones anteriores a esta que no tienen nada que envidiarle, sino todo lo contrario.
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