lunes, 11 de marzo de 2013

LA VIDA EN ROSA

En el París de 1918, Edith vive con su madre, que se gana la vida cantando por las calles a cambio de la caridad de la gente, mientras su padre está destacado en el frente.
La madre decide probar fortuna en el extranjero y deja a la pequeña al cuidado de la abuela materna, hasta que su padre regresa con un permiso y se la lleva para hospedarla con su otra abuela que regenta un burdel en una ciudad de Normandía. Las prostitutas sustituirán a la madre que Edith no ha tenido, ellas la cuidarán, incluso cuando la niña sufre una queratitis que la deja sin visión y la llevan a Lisieux a visitar la tumba del Santa Teresita del Niño Jesús a la que imploran por su curación. A los pocos días, Edith recobra la vista; la devoción por Santa Teresa de Lisieux y por el Niño Jesús no la abandonará el resto de su vida.



El padre regresa a por la pequeña y se la lleva con él en su espectáculo de contorsionismo.
Al alcanzar la mayoría de edad, encontraremos a Edith cantando por las calles de París acompañada de su amiga Mômone, hasta que Louis Leplée la oye y decide darle una oportunidad en el local que regenta. Eso significará el inicio de una carrera imparable.
Su éxito, sin embargo, será sólo un sedante en su atormentada vida.


La película alterna la narración en tiempo real, con numerosos pasajes de la vida pasada de la cantante. Aunque una de las críticas más recurrentes que se le han hecho al film es que estas idas y venidas embrollan la historia, yo creo que con un mínimo de atención, uno no se pierde en absoluto, porque casi siempre, los retrocesos en el tiempo vienen a cuento de alguna de las situaciones que se nos están narrando. Yo no me perdí y creanme que tampoco es que yo sea una persona a prueba de extravíos.


La película es elegante, con una buena ambientación, sin que sea para quitarse el sombrero, pero bastante lograda. A mí, a pesar de que la ambientación de la parte que teóricamente se desarrolla en Francia esté bien, a tono con el film, me gustó especialmente la que tiene por escenario su estancia en Nueva York. Es cierto que todo son interiores, pero está muy bien recreado lo que debió ser aquel ambiente.


Las actuaciones de los secundarios, correctas, incluso alguna de ellas sobresaliente, y en ello van comprendidas las dos niñas que interpretan la infancia de Edith Piaf, que están fenomenal (Manon Chevallier y Pauline Burlet); pero está claro que todo queda eclipsado por la figura de la protagonista. Y es que Marion Cotillard, da vida a Edith Piaf de tal modo que, en ocasiones, nos cuesta recordar que no estamos viendo a la original, es una intérprete, pero su interpretación es sublime. Cuenta ella que se preparó de forma concienzuda, recibiendo clases de canto y trabajando especialmente el lenguaje gestual tan característico de la artista y la verdad es que el rendimiento que le saca a todo ello es máximo, hasta los play-back le salen clavados.


La banda sonora del film es una mezcla de música original y de temas de la gran cantante francesa. Las melodías originales no son especialmente destacables, pero claro, tenemos después las maravillosas canciones de Piaf: "Milord", "Hymne à l'amour", "La vie en rose", "Padam, padam", "Non, je ne regrette rien"... Una delicia.


Aunque hay pasajes de la vida del personaje que el relato soslaya, sin embargo, deja caer algunas escenas que harán la delicia de los mitómanos que conozcan la vida de Edith y sus detalles, aparte de su relación con el que sería el gran amor de su vida, el boxeador Marcel Cerdan (interpretado por Jean-Pierre Martins), o con el empresario Louis Leplée (un breve papel para Gérard Depardieu); está el mítico encuentro con Marlene Dietrich o el accidente de coche cuando viajaba, entre otros, con Charles Aznavour.


La biografia cinematográfica de todo un mito de la canción, una mujer que podía ser juguetona, grosera o soberbia, pero también insegura y vulnerable, algo que refleja la peli, no siempre con éxito en el empeño. El retrato de la mujer que triunfó en público, pero en su interior no pudo desprenderse de la niña que se sentía culpable por las desgracias que le rodearon, algo que junto a su precaria salud, derivó en su fuerte adicción a la morfina.
Olivier Dahan es sutil, incluso elegante, por momentos, en la realización, pero su actriz principal es la que lleva la película... Y las canciones de Piaf.




6 comentarios:

  1. La verdad es que no es un personaje con el que simpatice mucho y tampoco me gustó nunca su forma de cantar, así que espararé si acaso a que la pasen por televisión.

    Un saludo

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    1. Sin embargo yo, cuando acabé de verla, estuve escuchando algunas de sus canciones, las que me traían lejanos recuerdos.

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  2. Toda una voz. Una vez más nos transmites muy bien su vida.

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    1. La peli deja pasajes enteros de su biografía sin tratar, por ejemplo toda la etapa de la II Guerra Mundial, sus posibles actuaciones para los nazis y su posible colaboración con la resistencia, pero en general, nos da una visión general amplia de lo que fue su peripecia vital.

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  3. No la he visto; habrá que esperar.

    Saludos Trecce.

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