Cuatro historias distintas, cuyo único nexo es la Ciudad Eterna, conforman el núcleo del film.
Hayley (Alison Pill), es una turista americana que pasa sus vaciones en Roma, allí conoce al joven abogado local Michelangelo (Flavio Parenti), que se dedica a defender a los más necesitados. El padre de Michelangelo, Giancarlo (Fabio Armiliato), regenta una funeraria, pero tiene un especie de don para cantar ópera, cuando los padres de Hayley, que son la psiquiatra Phyllis (Judy Davis) y Jerry (Woody Allen), un productor musical jubilado, le oyen cantar bajo la ducha, éste último queda convencido de que Giancarlo tiene talento para la ópera y desea montarle un espectáculo. Hay un problema, Giancarlo sólo alcanza la plenitud de su voz en la ducha.
Los recién casados Antonio (Alessandro Tiberi) y Milly (Alessandra Mastronardi), viajan a Roma para reunirse con familiares de Antonio que pertenecen a la alta sociedad. Milly va a la peluquería mientras Antonio espera en la habitación. Milly se pierde en Roma y la prostituta Anna (Penélope Cruz), erróneamente va a la habitación de Antonio. De repente, sus familiares llegan y creen que Anna es la esposa de Antonio. Mientras tanto, la tímida Milly conoce a su actor favorito Luca Salta (Antonio Albanese) y se va a su habitación del hotel "para discutir sobre sus películas".
Leopoldo (Roberto Benigni), un modesto oficinista, salta un día a la primera plana de los noticiarios, sin saber por qué ni por qué no. De vivir una vida oscura y anónima, pasa a sufrir el acoso de la prensa que se interesa por los más nimios detalles de su vida diaria, desde el tipo de ropa interior que usa, hasta la forma en que se afeita.
John (Alec Baldwin) conoce a Jack (Jesse Eisenberg), un estudiante de arquitectura americano, mientras buscaba el estudio que él habitó a su vez, en sus años de estudiante. Jack le reconoce como el prestigioso y consagrado arquitecto que es y le invita al apartamento que comparte con su novia Sally (Greta Gerwig). Sally le dice a Jack que ha invitado a su mejor amiga Mónica (Ellen Page) para que se quede con ellos mientras se recupera de una ruptura difícil. Mónica emite una vibración sexual que hace perder la cabeza a los hombres y John predice que Mónica traerá problemas a la pareja, pero Jack no puede imaginar por qué iba a sentirse atraído por la mejor amiga de su novia.
No importa cuantas veces Woody Allen interprete a ese señor de Brooklyn hipocondriaco y maniático, siempre clava el papel, "su" papel y, para quienes tienen devoción por este señor que hace películas, sólo el hecho de verle de nuevo y disfrutar de alguno de sus ingeniosos diálogos (con cuentagotas, eso sí), vale por toda la película.
La imaginación de Woody, pese a lo que algunos digan, sigue desbordante, otra cosa es que logre plasmar de manera atractiva lo que desea transmitirnos. Es cierto que, en esta ocasión, no llega a satisfacernos como ocurrió con Medianoche en París, aunque el resultado es una comedia entretenida y que se deja ver.
Ninguna de las historias es nada del otro mundo, si bien todas ellas tienen más trasfondo de lo que puede sugerir a quien se quede en la pura apariencia, aunque para mí gusto particular lo que hace es estirarlas demasiado para lo que dan de si. Por ejemplo, la edificante y ácida crítica al éxito fácil de los personajes irrelevantes, o sea, la historia que protagoniza Benigni, es muy atractiva, pero en cinco minutos ya nos ha hecho llegar el mensaje, el resto es puro relleno.
Por otro lado, está la satisfacción que nos produce a los aficionados ver los filmes del neoyorkino por el simple placer estético. Su cuidadísima fotografía, y sobre todo, en estos momentos en que los efectos especiales y los adelantos digitales que tienen a su disposición los realizadores, dominan el panorama cinematográfico, volver a ver una peli rodada a la antigua usanza, a la manera clásica, es todo un disfrute.
La peli avanza con un ritmo que resulta extraño, pero resulta entretenida y fácil de ver, con un magnífico reparto y esa música italiana tan atractiva. Como film no es demasiado relevante, le sobran algunos minutos, pero es un buen pasatiempo.
Habrá que verla en cuanto se tenga ocasión.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
Un saludo, Rafa.
EliminarA mi me gusto. Simplemente por ver Roma y escuchar su música merece la pena verla.
ResponderEliminarNo está mal la peli, lo que ocurre es que siempre esperamos algo más de Mr. Allen.
EliminarEn principio los intervinientes no son demasiado de mi devoción (Benigni además me pone bastante de los nervios) pero si llego a verla ya te diré si he cambiado de opinión (Roma es mucha Roma, en efecto)
ResponderEliminarPues el color de sus calles, está fotografiado de maravilla.
EliminarNo he leído muy buenas críticas de esta peli, de hecho la tuya es casi la que la pone mejor. De todas formas, como incondicional de Allen que soy, terminaré viéndola. Gracias por la información.
ResponderEliminarSaludos.
No me hagas mucho caso, yo con este tipo de Brooklyn soy bastante parcial.
EliminarNo está mal para pasar un rato entretenido.
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