El 30 de este mes, como cada año, se celebra el día de Canarias.
La conmemoración viene a cuento de una célebre batalla que tuvo lugar en la Isla de Tenerife, entre tropas del Adelantado, Alonso Fernández de Lugo y los nativos de la isla al mando de Kebehi Benchomo.
La Batalla de Acentejo supuso la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en sus conquistas, no sólo en Canarias, sino en las innumerables batallas sostenidas por la conquista del Continente americano (sí, ya sé que Canarias no está en ese continente), las tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de hombres como la que allí sufrieron.
El desembarco de las huestes conquistadoras se realiza en las playas de Añazo (actual puerto de Santa Cruz) y, desde el primer momento, trabaron relaciones amistosas con algunos pueblos indígenas: Güímar, Adeje, Abona y Anaga.
Alonso de Lugo desoye el consejo de los nativos y penetra en el interior de la isla hasta el Valle de La Orotava en busca de ganado y cebada pero, cuando regresaba, a la altura del barranco de Acentejo, sus tropas caen en una emboscada tendida por los guanches. En esta acción las tropas de Lugo sufren una fuerte derrota y la desbandada castellana es tal, que él mismo tuvo que huir a uña de caballo para salvar la vida. Las bajas castellanas fueron tan importantes que aquel lugar dio nombre al actual municipio de La Matanza de Acentejo. Todo esto tuvo lugar en la fecha del 30 de mayo de 1495.
A finales de ese mismo año, se produjo una nueva batalla entre las tropas de Alonso de Lugo y los guanches en un lugar próximo a donde había ocurrido la matanza de Acentejo o la victoria guanche anterior pero, esta vez, la suerte les sería adversa. Iniciada la lucha, los de Lugo derrotaron a los guanches, muchos de los cuales fueron inmediatamente esclavizados.
En el lugar de esta segunda batalla se alza el muncipio llamado Victoria de Acentejo.
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