Algún día habré de escribir algo sobre la figura de este hombre, Alfonso XIII, Rey de España, sus controversias y algunos episodios de sobra conocidos por quienes tienen gusto por la Historia, pero ocultos para el gran público.
No me trae aquí hablar sobre eso, sino sobre un hecho concreto de su devenir que me viene de perlas para hacer una reflexión sobre la frase que da título a la entrada.
El 12 de abril de 1931, se celebraron en España elecciones municipales, aunque los partidos llamados de derecha obtuvieron representación mayoritaria, las izquierdas y los republicanos se hicieron con las principales capitales, lo que desató una especie de euforia en el pueblo que reivindicaba un cambio de régimen. De hecho ya había habido pronunciamientos militares a favor de un sistema republicano (Cuatrovientos, Jaca).
El 14 de abril se proclama la República y la noche de 14 al 15, el Rey sale en automóvil para Cartagena, donde se embarca en un buque de la Armada en dirección al exilio del que no regresaría.
Estas son sus palabras escritas el día 13: "...Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil"
Nunca abdicó, es cierto; apoyó a Franco en la creencia de que le restituiría el trono, eso está probado; el régimen franquista devolvió a los Borbones la corona, se sabe.
Su actitud (la de D. Alfonso), ha sido criticada por cobarde, por pretender que otros hicieran algo por él y salir indemne.
Pero lo cierto es que entendió en un momento determinado que él era un problema, que si se apartaba, quizá hubiera alguna solución que evitara males mayores y se fue. Dio una oportunidad a otros, no se supo aprovechar por la incompetencia de unos y el sectarismo de otros, cuando el pueblo llano había puesto tantas ilusiones en aquel nuevo proyecto. No salió bien, pero al menos no nos preguntamos ahora qué hubiera pasado.
¿Qué pasó por la cabeza de aquel hombre para tomar esta determinación? ¿Lo consideró un deber? ¿Fue un impulso?...
¿Tan difícil es reconocer que a uno le ha llegado el momento de dejar a otros?
Hoy asistimos, como a través de los tiempos, muchas veces impotentes a la machacona insistencia de quienes estando en el poder y siendo contestados por sus súbditos, no quieren marcharse, Gadafi, Bashar al-Assad, los Castro...; unos amparándose en que han sido elegidos, sin decir que el sistema está manipulado; otros creyéndose auténticos y únicos redentores, sin importarles, en alguno de los casos, que haya quien pague con sangre su adicción al poder.
Hay familias enteras en nuestro país que no ingresan un euro, así un mes tras otro, eso son también vidas humanas.
Yo sé, muchos saben que ni Rajoy, ni Rubalcaba, ni la Chacón, ni Cayo Lara, ni Rosa Díez nos van a sacar de esta de un día para otro, sin embargo el pueblo clama. Clama por unas elecciones y yo creo que su clamor es más alto porque muchos de quienes votaron a quien hoy nos gobierna, se han dado cuenta de que cayeron como pardillos en un engaño y eso fastidia mucho, haber sido estafado es duro, son los primeros que quieren un cambio.
¿Que no va a servir para nada? Eso ya se verá, pero no nos deje con la duda de qué habría sucedido si se hubiera ido un año antes, de si se habrían podido tomar algunas de las medidas que Vd. se muestra incapaz de tomar.
Sr. Rodríguez, por el bien de la nación, haga algo con un poco de sentido y deje vía libre.
No me trae aquí hablar sobre eso, sino sobre un hecho concreto de su devenir que me viene de perlas para hacer una reflexión sobre la frase que da título a la entrada.
El 12 de abril de 1931, se celebraron en España elecciones municipales, aunque los partidos llamados de derecha obtuvieron representación mayoritaria, las izquierdas y los republicanos se hicieron con las principales capitales, lo que desató una especie de euforia en el pueblo que reivindicaba un cambio de régimen. De hecho ya había habido pronunciamientos militares a favor de un sistema republicano (Cuatrovientos, Jaca).
El 14 de abril se proclama la República y la noche de 14 al 15, el Rey sale en automóvil para Cartagena, donde se embarca en un buque de la Armada en dirección al exilio del que no regresaría.
Estas son sus palabras escritas el día 13: "...Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil"
Nunca abdicó, es cierto; apoyó a Franco en la creencia de que le restituiría el trono, eso está probado; el régimen franquista devolvió a los Borbones la corona, se sabe.
Su actitud (la de D. Alfonso), ha sido criticada por cobarde, por pretender que otros hicieran algo por él y salir indemne.
Pero lo cierto es que entendió en un momento determinado que él era un problema, que si se apartaba, quizá hubiera alguna solución que evitara males mayores y se fue. Dio una oportunidad a otros, no se supo aprovechar por la incompetencia de unos y el sectarismo de otros, cuando el pueblo llano había puesto tantas ilusiones en aquel nuevo proyecto. No salió bien, pero al menos no nos preguntamos ahora qué hubiera pasado.
¿Qué pasó por la cabeza de aquel hombre para tomar esta determinación? ¿Lo consideró un deber? ¿Fue un impulso?...
¿Tan difícil es reconocer que a uno le ha llegado el momento de dejar a otros?
Hoy asistimos, como a través de los tiempos, muchas veces impotentes a la machacona insistencia de quienes estando en el poder y siendo contestados por sus súbditos, no quieren marcharse, Gadafi, Bashar al-Assad, los Castro...; unos amparándose en que han sido elegidos, sin decir que el sistema está manipulado; otros creyéndose auténticos y únicos redentores, sin importarles, en alguno de los casos, que haya quien pague con sangre su adicción al poder.
Hay familias enteras en nuestro país que no ingresan un euro, así un mes tras otro, eso son también vidas humanas.
Yo sé, muchos saben que ni Rajoy, ni Rubalcaba, ni la Chacón, ni Cayo Lara, ni Rosa Díez nos van a sacar de esta de un día para otro, sin embargo el pueblo clama. Clama por unas elecciones y yo creo que su clamor es más alto porque muchos de quienes votaron a quien hoy nos gobierna, se han dado cuenta de que cayeron como pardillos en un engaño y eso fastidia mucho, haber sido estafado es duro, son los primeros que quieren un cambio.
¿Que no va a servir para nada? Eso ya se verá, pero no nos deje con la duda de qué habría sucedido si se hubiera ido un año antes, de si se habrían podido tomar algunas de las medidas que Vd. se muestra incapaz de tomar.
Sr. Rodríguez, por el bien de la nación, haga algo con un poco de sentido y deje vía libre.
Totalmente de acuerdo contigo Trecce!
ResponderEliminarSobre todo en lo referente al "engaño", a darnos cuenta de haber "sido estafados"...
Me viene a la mente el lema aquel de Felipe González: "Otan, de entrada no". Qué listo!
Cómo nos la jugó con el lenguaje y lo poco que tardamos en entrar! (Que a lo mejor había que hacerlo...)
Fíjate si me marcó aquel "engaño" que fue la primera y última vez que vote a los que se hacen llamar "socialistas obreros"...
Me entristece ver que mucha gente ya no vota a..., sino contra... Así nos va!
Un abrazote.
Es cierto, cada vez se da más lo que llamo el antivoto, votar contra algo. Todo un síntoma.
ResponderEliminarTrecce, No todos somos iguales, ni la dignidad la tiene cualquiera. La historia de Alfonso XXIII hay opiniones sobre su marcha, mi opinión es que sabia la que se iba a liar y pies para que te quiero, eso si lo dejó todo muy bien atado, prueba de nuestra actual monarquia, por cierto no sale a los españoles muy cara. Gadagi, Castro, Rubal...ZP...Rajoy y tantos, hasta Obama, solo por el poder y dinero matan si es necesario, la dignidad la sacan según les convienen.
ResponderEliminarSaludos cordiales Trecce.
PD- Me ha gustado el post, sobre todo la parte del Borbón ( Alfonso XIII).
Me alegro que te haya gustado, aunque sólo a cachitos.
ResponderEliminarA mi me ha gustado la entrada, Trecce y acabo de escribir un jugoso comentario que por esos azares de la informática, se ha perdido. Cierto que expresaba en él opiniones no muy halagüeñas sobre los políticos y el Gran Hermano en que se está convirtiendo este juego al que nos obligan a jugar...Quizás la larga mano de Rubalcaba ha llegado hasta aquí. Quizás ya me pica antes de probar el ajo.
ResponderEliminarCachis, me pierdo tu comentario que hubiera dado lustre y empaque a esta entrada.
ResponderEliminarUn saludo, Ario.
Hoy día se sabe que padecía una depresión.
ResponderEliminarNo seré yo quien lo juzgue, pero lo cierto es que abandonó a los suyos a su suerte, hasta Don Juan Carlos comentó un día que en su lugar no se habría ido...viendo lo que veo, dúdolo pero en fín.
Lo cierto es que aquellas elecciones no las ganaron los partidarios de la República ni tampoco se preguntó al pueblo en referéndum, simplemente el Rey huyó por Cartagena y quienes habían decidido ya el destino de España - incluyendo varios ex monárquicos colaboracionistas y posteriormente arrepentidos- hicieron lo que les salió...y ahí lo dejo.
Si te das cuenta comienzo mi entrada con un "Algún día habré de escribir algo sobre la figura de este hombre" y los tiros van por ahí, por donde tú apuntas. El hecho puntual de esta vez, sólo me servía para hacer una reflexión sobre algo que es de actualidad.
ResponderEliminarYo creo que sobran todos, pero tengo muy claro que no se irán pues carecen de cualquier ética y el sillón no se lo pueden llevar.
ResponderEliminarY, normalmente, los que se van (no a los que echan, que esos se van contra su voluntad), son los poco que merecen la pena.
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