sábado, 7 de mayo de 2011

LA CONQUISTA DEL REINO MAYA POR EL ÚLTIMO CONQUISTADOR ESPAÑOL, PÍO CID

Si alguien quiere buscar dónde está el Reino de Maya, su empeño será vano, por más que el autor de la novela que hoy comentamos, nos dé los puntos de referencia necesarios para situarlo en África Central, en la región de los Grandes Lagos, no lejos de Ruanda, en realidad tal país sólo existe en la imaginación de Ángel Ganivet, el escritor y diplomático español, considerado el precursor de la llamada Generación del 98.
Ganivet se vale de la crónica que Pío Cid, una especie de alter ego (sin que debamos llevar la expresión al extremo, sino dejarlo en eso, una especie de...) del autor, que llevado por su afán aventurero, se interna en esta región libre de casi todo contacto con el hombre blanco y valiéndose de la artimaña de hacerse pasar por un antiguo miembro de la tribu, que había sido asesinado y que él hace creer ha regresado del otro mundo, tratará de llevar su particular visión de la civilización a este primitivo pueblo.
En realidad, Ganivet, lo que realiza es una crítica sobre esta civilización occidental, contrapuesta a los valores de ese pueblo a quien considera menos contaminado, a pesar de las apariencias de rituales salvajes, pues estos no están encaminados a la obtención poderes o beneficios ocultos. Pondera la mayor virtud de estos hombres y mujeres, la sinceridad, algo que resulta poco menos que increíble en nuestro mundo.
Interesante ensayo, en forma de novela, en el que se oculta también cierta crítica sobre la colonización española del continente americano, pero también del afán colonizador europeo en general, tan en auge en aquellos años de finales del XIX.
Hay autores que han querido ver una sátira sobre la España canovista, con grupos reformistas y conservadores, duchos en conspiraciones, tal cual ocurría en nuestro país durante el reinado de Isabel II. Hay un episodio concreto, el levantamiento de Viaco, que implanta una especie de federalismo económico, hasta que es asesinado y restaurada la antigua monarquía, en el que se pueden ver paralelismos con Prim y su época.
La novela acaba con la marcha de Pío Cid, que regresa a España, tras haber dejado tras de sí ese legado de progreso, entre comillas, y del que no se muestra nada satisfecho, pues no cree que aquello haya podido suponer un avance para el reino de Maya.


6 comentarios:

  1. Mira, el lunes me paso por la biblioteca a ver si lo tienen. Gracias por la información.

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  2. Muy buena la entrada. Efectivamente a veces pensamos que estos pueblos,según nuestro prisma de desarrollo, están en desventaja. Cuándo quizás se rigen por otros valores. Cómo siempre difícil buscar el término medio.
    Un saludo.

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  3. Hola, Trecce: no conocía esa novela de Ganivet, así que gracias por darme noticia de ella. Desde luego, por lo que dices de ella, Occidente es muy culpable de muchas cosas, también de algunos progresos, y la idealización genérica de los pueblos puros y no contaminados veo que halló eco también en Ganivet.
    Saludos blogueros

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  4. Último de Filipinas: De todas formas, en la red está el libro para descargalo o leerlo directamente en formato libre de la dictadura de la SGAE.

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  5. Inge, ese es el eterno debate, les llevamos el progreso técnico, pero ¿y la felicidad?

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  6. José Antonio, esa es la maldición de occidente y de cualquier pueblo expansionista, que el progreso que exporta es a cambio, muchas veces de prebendas de todo tipo, explotación de personas y tierras y, a veces, de la desaparición de culturas enteras.

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