Esta hay que tomársela a chunga, porque como te la tomes en serio, es para defenestrar a Eastwood y por añadidura a los tres magníficos actores que le acompañan, aunque ellos se limiten, en este caso, a hacer su papel lo más dignamente que pueden.
Así que quien se decida a verla, que piense que es una gamberrada de este tipo que de cuando en vez, como ya he comentado en alguna ocasión, se toma sus licencias y nos lanza estos regalitos.
Hombre, es verdad que esta, al menos, guarda las apariencias y no es tan infumable como las del gorila y alguna otra. ¿O quizá, bien pensado, de este modo nos lo pone peor? Porque en aquellas, está claro que eran pura comedia barata para sacar cuartos, pero esta viene disfrazada y el disfraz empieza por el elenco de actores, que tú los ves y piensas que tiene que haber algo potable detrás de ellos.
Lo peor es que es tremendamente previsible, prácticamente desde el inicio, supones (y generalmente aciertas) qué es lo que va a ocurrir paso por paso, no ha lugar a la más mínima sorpresa, o a algún giro que podamos tildar de brillante.
Por otra parte, reune un montón de topicazos sobre lo magníficos que son los norteamericanos que nos salvan de los rusos, incluso cuando la guerra fría ha finiquitado y otras cuantas cosillas de ese calibre.
Una comedia ligera, muy ligera, que tiene sus buenos golpes, que nos hace reír en alguna ocasión y que si tienes un rato de esos en los que no quieres cosas muy profundas y pasar un par de horas entretenido, puede valer.
Lo mejor, el principio, algunos de los gags y el reparto.
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