viernes, 16 de agosto de 2019

EL FOTÓGRAFO DEL PÁNICO

Mark Lewis (Carl Boehm), trabaja como técnico en un estudio de cine británico. En sus horas libres, abastece a una tienda de porno local con fotos varias y también se dedica a la cinematografía. Es un hombre solitario, hostil y reprimido sexualmente. Mark está obsesionado con los efectos del miedo y cómo se registran en la cara y el comportamiento de los asustados. Esta obsesión data de su infancia, cuando su padre, un científico obsesionado por estudiar las reacciones infantiles ante el miedo, destrozó su psique y lo convirtió en un adulto acomplejado y afectado por una demencia demoníaca.
Ya adulto, Mark se convierte en un asesino compulsivo que mata a mujeres y graba sus rasgos retorcidos y sus jadeos moribundos en la película. Su proyecto en curso es un documental sobre el miedo. Con una cámara de 16 mm en la mano, acompaña a una prostituta a su habitación y la apuñala con una cuchilla oculta en su trípode, mientras fotografía su rostro contorsionado en medio del terror y la muerte. Solo en su habitación, se rodea de imágenes y sonidos de terror: gritos grabados y "películas caseras" en blanco y negro de caras convulsionadas. En su casa, conoce a Helen Stephens (Anna Massey), una joven que vive con su madre ciega en el piso de abajo. Ella visita su apartamento en el que le muestra sus películas en blanco y negro que le fueron tomadas cuando era un niño. Helen se horroriza al ver que su padre lo usó como conejillo de indias en varios experimentos, tomando películas de sus reacciones de miedo.


Muchos han visto en la película, como ocurre con Psicosis, un antecedente del llamado slasher (un subgénero del cine de terror, cuya principal característica es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto), tan en boga en los años 70, aunque lo cierto es que hay películas anteriores que ya exploraron este camino.
El título original, Peeping Tom, se toma del personaje de la leyenda de Lady Godiva, Tom el Mirón, que no pudo resistir la tentación de mirar a su señora a través de un agujero, mientras cabalgaba desnuda en un caballo por el pueblo, a pesar de que a todos se les advirtió que se volvieran de espaldas para no verla.
La película sufrió varios cortes antes del lanzamiento y, en consecuencia, muchas escenas dan la sensación de irregulares tras el montaje. Algunos asesinatos se atenuaron, se eliminaron fotogramas de desnudos (incluidas fotos de chicas desnudas en el álbum que ve un cliente en la librería), y se acortaron algunas escenas de las que no hablamos para no revelar aspectos importantes de la película. También se cortó algo de diálogo. Aunque algunos recortes se restauraron en versiones posteriores de vídeo y DVD, gran parte del material editado ahora se considera perdido para siempre.


En la primera escena conocemos al asesino y, poco más adelante, le muestra a su vecina las películas en las que se ven las mortificaciones a las que era sometido por su padre, origen de sus perturbaciones actuales.
¿Qué tiene pues esta película para que el espectador se vea atrapado por su narración?
Michael Powell, el realizador que se vio condenado al ostracismo por la negativa acogida de crítica y público a este film, nos convierte en espectadores privilegiados, casi en partícipes, de la enfermiza obsesión del protagonista.


Junto al estudio de esa mente enferma, vemos una reflexión sobre lo que el cine tiene de voyeurismo, tanto para el espectador, como para aquellos que hacen el trabajo creativo.
Una actuación correcta y convincente de su protagonista, acompañado de Anna Massey, a la que recuerdo de su participación, como una de las víctimas en Frenesí, de Hitchcock, para un film que, como hemos dicho, en su momento fue rechazado casi de forma unánime y a quien el paso del tiempo ha puesto en el lugar que se merece como una de las cintas de referencia del género.
Una curiosidad, en la versión original, Milly (Pamela Green), la mujer que posa para sus fotografías pornográficas, da la bienvenida a Mark, diciendo: "Mira quien está aquí: ¡Cecil Beaton!". Sir Cecil Beaton (1904-1980) fue un fotógrafo y modista británico, actividades que compaginó con la dirección artística de producciones cinematográficas y teatrales, recompensada con tres premios Óscar y con cuatro premios Tony. Pues bien, en la versión doblada, como quiera que el nombre de Beaton dice poco a los espectadores españoles, su nombre fue cambiado por el más conocido del director cinematográfico Cecil B. de Mille, de manera que Milly dice: "Mira quien está aquí: Cecil B. de Mille".




No hay comentarios:

Publicar un comentario