Michel Delassalle (Paul Meurisse), es el director de la Institución Delasalle, un internado para niños, de segunda categoría, en St. Cloud, en las afueras de París.
En realidad la propietaria es su esposa, Christina (Véra Clouzot), pues ella lo aportó como dote en su matrimonio, aunque es Michel quien toma todas las decisiones, en parte porque quiere demostrar a todos que él lleva el control, mientras Christina es una mujer frágil, de constitución delicada y con un problema de salud debido a un corazón débil.
Su vida de pareja ha terminado hace mucho tiempo debido al comportamiento brutal de Michel hacia ella, aunque Christina, una católica devota, se niega a divorciarse. Michel tiene una amante, Nicole Horner (Simone Signoret), una de las profesoras de la escuela. Será precisamente Nicole quien convenza a Christina de que los problemas de ambas con Michel desaparecerán si lo matan, para lo que ha trazado un plan, consistente en aprovechar un fin de semana en que ella y Christina irán a su casa en Niort y, mediante una artimaña, harán venir a Michel desde la escuela, le drogarán y le ahogarán en la bañera, llevando después el cadáver hasta el colegio y arrojándolo a la piscina. Cuando lo descubran al subir a la superficie, será sometido a autopsia y esta revelará que falleció hace tres días, con lo que ellas tendrán la coartada de que estuvieron ausentes el fin de semana.
Tras llevar a la práctica su plan, en efecto, arrojan el cuerpo del difunto a la piscina, pero el cadáver nunca regresará a la superficie, incluso sigue sin aparecer cuando la piscina es vaciada.
El guión está basado en la novela "Celle qui n'était plus", de Pierre Boileau y Thomas Narcejac.
La película omite la relación lésbica entre las dos mujeres que está presente en la novela.
Alfred Hitchcock intentó comprar los derechos cinematográficos de la novela, pero Henri-Georges Clouzot se le había adelantado. Boileau y Narcejac posteriormente escribieron "D'Entre les Morts" (De entre los muertos), novela que Hitchcock filmó como Vértigo (De entre los muertos) (1958). A pesar de perder la oportunidad de hacer la película, Alfred Hitchcock era un gran admirador de Las diabólicas.
Bien interpretada por las dos protagonistas femeninas, sobre las que recae gran parte del peso de la narración, el film está bien planificado y resulta muy entretenido. He de decir que, cuando has leído u oído hablar de que la película tiene un golpe de efecto final, gran parte de la intriga desaparece, pues imaginas lo que ha podido ocurrir y desaparece la sorpresa.
De cualquier manera, ello no impide que sea una de las mejores películas de intriga y misterio que se han llevado a la pantalla, en la que las pequeñas trampas de guión a que recurre quedan bastante bien disimuladas y no necesita acudir a recursos añadidos para aumentar la tensión (la música, por ejemplo, no existe más que para acompañar los títulos de crédito).
Como curiosidad, señalar que esta es posiblemente la primera aparición en el cine del más tarde famoso cantante, compositor y actor Johnny Hallyday, que interpreta a uno de los alumnos del colegio.
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