miércoles, 15 de marzo de 2017

LA CAMARERA DEL TITANIC

Corre el año 1912, y el famoso trasatlántico Titanic está a punto de iniciar su viaje. Horty (Olivier Martinez), un joven obrero que trabaja en una fundición, espera en la ciudad de Southtampton a la partida inaugural. Está allí gracias a la suerte, ya que ha ganado el primer premio en el concurso anual organizado por su empresa. Y aunque es afortunado, le queda la duda de qué sería de su vida si montara en ese barco.
Mientras está en la ciudad, Horty conoce a una joven y bella mujer con la que, por casualidad, debe compartir habitación por una noche. La mujer, Marie (Aitana Sánchez-Gijón), es una camarera del buque, y desde el primer momento Horty cae embelesado ante sus encantos. Sin embargo, cuando amanece descubre que la joven se ha marchado sin despedirse, quedándole solo una foto de ella como recuerdo. Aunque intenta alcanzarla, Horty la ve en el barco, alejándose de él.
El guión de Cuca Canals y del propio realizador, Bigas Luna, se basa en una novela del mismo título del francés Didier Decoin. Según el autor del libro, es la historia de una mentira dicha casi sin querer. O, mejor dicho, de un deseo tan poderoso que para sobrevivir hubo de tomar la forma de la mentira. Y es que la historia que narra el film es la de este hombre relatando una relación que ha ido creando en su imaginación a todo aquel que quiera escucharle y que acaba por no parecerse en casi nada a lo que ocurrió en realidad entre el protagonista y la camarera.


Contrariamente a sus anteriores películas, Bigas Luna ha optado esta vez por la elegancia narrativa; porque si la historia de la camarera y del obrero Horty es de un hermoso realismo romántico y poético, aquí, en línea con otros trabajos de Bigas Luna, la historia se convierte en una sucesión de discordantes y reiteradas escenas, no de sexo, sino de sensualidad extrema. Cabría añadir otras notas positivas, pero es tan honda la discordancia entre amor romántico y esta suerte de sensualidad, que la calidad global de la película queda averiada y falsificada.
Por cierto, Aitana Sánchez-Gijón, se pasa más la mitad del tiempo que aparece en pantalla en posición horizontal.




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