miércoles, 29 de marzo de 2017

EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

"El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata. Mientras esperaba a que hirviera la infusión, sentado junto a la hornilla de barro cocido en una actitud de confiada e inocente expectativa, el coronel experimentó la sensación de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aun para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como ésa."
Así comienza la novela de Gabriel García Márquez que da título a la película y así comienza este film en el que el Coronel, el hombre al que un día prometieron una pensión que espera inútilmente y que le lleva, todos los viernes, trajeadito y bien aseadito, a bajar hasta el muelle, donde aguarda la carta que le anuncie su pensión. Todos en el pueblo saben que espera en vano. Lo sabe también su mujer, que cada viernes lo mira prepararse ante el espejo para recoger la carta que nunca llegará. Pero el Coronel prefiere cerrar los ojos ante la evidencia y se aferra a su sueño.


Ripstein tenía sólo 21 años cuando le pidió al autor colombiano que lo autorizara a filmar El coronel... La respuesta fue "no", acompañado de un "tal vez más adelante". Al tiempo, García Márquez se encerró y escribió Cien años de soledad. "Su gloria y mi envidia nos separó", dijo el cineasta.
Sin embargo, luego de treinta años, el mexicano Arturo Ripstein consiguió lo que buscaba, trasladar a la pantalla esta novela de Gabriel García Márquez, con guión de su esposa y colaboradora habitual Paz Alicia Garciadiego. "Es un gran film, Ripstein me ha hecho justicia y yo a él al seguir escribiendo treinta años después", confesó el propio García Márquez después de ver a sus personajes en carne y hueso.


Película bien realizada, con buena fotografía y diálogos sacados en parte de la novela a la que se atiene en líneas generales, metiendo algún pequeño episodio que no está en la misma, pero sin desvirtuar el original.
Tiene una pega grande, para mi gusto, que dura demasiado, es más larga que la propia novela y, aunque parece que va cogiendo ritmo por momentos, cuando estos llegan ya está uno un poco cansado del desarrollo un tanto cansino del principio.
Estupendas actuaciones de los dos protagonistas, Fernando Luján y Marisa Paredes, en un film que nos traslada la historia de este hombre y su esposa que anteponen la dignidad por encima de la pobreza y el olvido a sus méritos pasados. Conmovedora película.




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