En una pequeña ciudad de provincias, un grupo de beatas aficionadas a practicar ostentosamente la caridad organizan una campaña navideña bajo el lema “Siente un pobre a su mesa”. Con el fin de apoyar la iniciativa se busca el patrocinio de una marca de ollas y se invita a un grupo de artistas de segunda fila llegados ex profeso de la capital y recibidos con entusiasmo en la estación de tren. La humanitaria jornada se completa con una colorista cabalgata, una subasta pública de los convidados y una retransmisión radiofónica.
El encargado de organizar esta fastuosa cadena de eventos es Gabino Quintanilla (José Luis López Vázquez), quien ha contratado para la ocasión a Plácido Alonso (Casto Sendra 'Cassen'), un pobre hombre que debe cooperar con el motocarro que acaba de adquirir y aún no ha empezado a pagar. La trepidante actividad en que se ve envuelto Plácido le impide abonar a tiempo la primera letra de la compra del vehículo, que vence esa misma noche. A partir de ese momento, el hombre intenta por todos los medios encontrar una solución a su problema, mientras se ve zarandeado de un lugar a otro, envuelto en una serie de inesperados incidentes, entre los que destaca uno especialmente embarazoso: Un mendigo sufre una angina de pecho durante la cena, por lo que la comitiva organizadora debe trasladarse al domicilio que lo acoge. Una vez allí, descubren que el moribundo vive en concubinato con otra indigente y deciden improvisar una boda para que la muerte no le sorprenda en pecado, tras la cual el motocarro de Plácido es de nuevo requerido para trasladar al fallecido a la casucha donde malvivía.
Con guión de Rafael Azcona, Luis García Berlanga, José Luis Colina y José Luis Font, la película es tenida, junto a El verdugo y Bienvenido mister marshall, como parte de la trilogía fantástica de Berlanga, una de sus películas más logradas.
Como en otros casos, el film tuvo problemas con la censura, empezando por el propio título, que hubo de ser cambiado ya que la Iglesia tenía por entonces una campaña similar a la parodiada bajo el auspicio de Caritas y no estaban dispuestos a que se pusiera en solfa aquella iniciativa.
Berlanga recuerda aquel rodaje como uno de los más distendidos, hasta el punto de que algunos días, al acabar el rodaje, se iban todos juntos a cenar y a tomar unas copas.
En la figura de Alfredo Matas, el realizador levantino encontró un productor más civilizado que la media de los productores españoles, con algunos colaboradores inteligentes.
Los exteriores se localizaron en Manresa, una ciudad industrial, entre rica y provinciana que le iba como anillo al dedo a la historia.
Plagada de planos secuencia, con esa especie de totum revolutum tan característica de Berlanga, de repente te encuentras con uno de esos planos kilómetricos atiborrado de personajes, todos hablando a un tiempo y te maravillas de cómo aquello funciona, pero no solo eso, sino que, precisamente por ello, entre otras cosas, la película tiene un ritmo por momentos frenético que no deja resquicio para el aburrimiento del espectador. En algunas de esas escenas, la acumulación de personajes alcanza límites casi inigualables, como aquella en que bajan al anciano muerto por la escalera, o la genial en el servicio de señoras que se convierte en una suerte de camarote de los Hermanos Marx.
Como también suele ser seña de identidad en las películas de Berlanga, todos los secundarios tienen su momento especial dentro del conjunto y los hay muy buenos realmente.
A pesar de la clave de humor con que está tratada, la acidez está casi a flor de piel, apenas disimulada por ese tono de comedia que suaviza pero no oculta la tragedia del asunto central que no es sino la pobreza en que viven los ancianos que protagonizan la campaña publicitaria y la hipocresía de las clases pudientes para tratar de ocultar sus vergüenzas con este remedo de obra caritativa.
El film estuvo nominado al Oscar a la mejor película extranjera.
Por mis pagos no se ve este tipo de película Me ha bastado leerte para que me guste
ResponderEliminargracias
Buenísimo tu blog hace tiempo que no leía algo tan interesante Y recorriendo mi mañana te encontré
ResponderEliminarMuy amable de su parte. Creo que mi trabajo es muy humilde, pero hecho con cariño.
EliminarEra una peli de las que nunca se olvidan. Tanto por la calidad como por el fondo, el destacar la hipocresía de aquella época de Nacional-Catolicismo : pura filfa superficiaal pero que abarcaba a todos los españoles aunque no quisieran.
ResponderEliminarCASSEN estuvo genial.
Fue el gran papel de su vida.
EliminarLa recuerdo, y la he visto más de una vez; me gustó.
ResponderEliminarAbrazo Trecce
Una pequeña joya de Berlanga.
EliminarLo que no me queda claro es como es Quintanilla, que buscaba o que tenia como objetivo? Al igual que Plácido
ResponderEliminarUrgente porfavor
El objetivo de Quintanilla no es otro que cumplir el encargo que le han hecho de organizar un evento y el de Plácido, tratar de cumplir lo que le va ordenando Quintanilla.
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