sábado, 24 de octubre de 2015

LA HIJA DEL CANÍBAL

Ramón y Lucía, un matrimonio que lleva diez años de casados, va a emprender un viaje para pasar el Fin de Año en Viena. La desaparición de Ramón en los urinarios del aeropuerto de Barajas cuando se disponían a embarcar, sume a Lucía en una especie de drama, que la autora nos presenta en una narración cargada de humor, emoción y situaciones insospechadas. Ella, escritora de cuentos infantiles en plena crisis de los cuarenta, no dudará en emprender la búsqueda por su cuenta, tras verificar la poca efectividad de la policía. Contará con la fiel ayuda de dos de sus vecinos que se han encontrado por casualidad, uno de ellos, Félix Roble, un ex­-anarquista octogenario que busca demostrar una vez más sus capacidades y sacar a relucir su experiencia y el otro, Adrian, un joven de veintiún años que demostrará que el amor no sabe de edades. Así, mediante este trío tan particular, Lucía buscará desesperadamente a su marido, a la vez que se intenta encontrar a sí misma.
Planteada en dos niveles, la historia en tiempo real y una serie de flashback en los que Félix nos cuenta sus peripecias como activista de la CNT y la FAI, época en la que conoció a Durruti, Ascaso y otros históricos líderes anarquistas.
Aunque tiene muchos momentos de intriga, bastante bien construídos y que ayudan a que la narración atrape al lector, la novela es algo más, porque en ella, la autora reflexiona sobre la soledad, la crisis de identidad, el envejecimiento, la amistad... De hecho, el final de la misma se centra en estas reflexiones, abandonando de forma definitiva el tema de la desaparición de Ramón, transmitiéndonos un mensaje de esperanza, en el que nos invita a disfrutar de lo positivo de cada momento de nuestra vida, porque en todo instante, hasta en los que nos parecen más desesperados, hay una lección que aprender y una nueva oportunidad para crecer como personas, si sabemos apoyarnos en aquellos de quienes rodean que de verdad nos quieren y respetan.
Hay un recurso narrativo que me ha llamado la atención, porque permite a la autora establecer una especie de complicidad con el lector sobre la forma de escribir un relato inventado, me refiero a las ocasiones en que, de forma recurrente, la protagonista se refiere a ella misma como una mentirosa, explicándonos que tal o cual cosa que nos ha referido con anterioridad no fue así, sino de otra manera. Me ha parecido interesante porque la novela tiene unas cuantas de esas "trampas" que de forma legítima utilizan los escritores para que avance el relato, me explico: nuestra vida es lo que es, sobre todo en lo que a hechos inesperados y a situaciones que se presentan de improviso se refiere, porque no podemos ni prever todo, ni manipular la realidad que nos rodea, mientras que el autor de una novela puede establecer un control sobre lo que les sucede a sus personajes, introduciendo situaciones que le resulten convenientes para el devenir de la narración. Esto me ha parecido una especie de confesión y una manera de pedir disculpas al lector por esas "trampas", al reconocer Lucía y, a través de ella, la autora, que es una mentirosa, siempre en el sentido piadoso de término.



2 comentarios:

  1. No le he leído, pero por el argumento parece interesante. Yo, que tuve un abuelo anarquista, a ver si veo alguna semejanza.

    ResponderEliminar
  2. La novela es interesante y amena y en el apartado histórico, creo que está bastante bien documentada.

    ResponderEliminar