martes, 13 de octubre de 2015

MI PLANTA DE NARANJA LIMA

Zezé es un niño al que la ruleta de la fortuna le jugó la mala pasada de hacerle nacer en una familia muy pobre. Su padre, de edad ya madura, está sin trabajo desde hace mucho tiempo; su mamá se desloma trabajando por un mísero jornal para mantener a la familia, 5 hermanos además de Zezé, otra niña a la que enviaron a vivir con unos familiares y algún otro que no sobrevivió a la miseria.
A sus cinco años, Zezé es un niño de pequeña estatura para su edad, muy inteligente y que sueña con ser poeta de mayor. Como niño que es y dado el entorno en que vive, Zezé comete algunas travesuras por las que recibe brutales palizas, al punto de que está convencido de que un diablo vive dentro de él y le impulsa a cometer esas gamberradas, cree que el día de Navidad, en vez del niño Jesús, para él nace Satanás y que por eso no tiene regalos.
Sin embargo, hay lugares donde Zezé es otro, cuando está en el colegio, con una maestra que le adora, cuando va recorrer las calles con don Ariovaldo, y canta canciones de moda, vendiendo hojitas en las que están impresas las letras, pero sobre todo, cuando está con Minguito, su pequeño arbolito de naranja-lima, con el que habla y le cuenta sus peripecias diarias, sus sueños y sus frustraciones.
El libro, que a muchos les parecerá triste, por la reflexión que hace sobre la pobreza, es en realidad un relato cautivador, en el fondo lo único que hace es sacudir nuestras conciencias alrededor de una realidad, sólo tenemos que mirar el mundo que nos rodea y la cantidad de miserias que cada día podemos ver y oír en los noticiarios y que son únicamente una pequeña parte de las miles y miles de historias tristes que cada día se repiten por todos los rincones del planeta.
Zezé ha aprendido a vivir su miseria con cierto optimismo y no está ausente la alegría con la que encara la vida, a pesar de las palizas de quienes no comprenden su alma sensible. Como en toda desgracia, siempre hay un ángel de la guarda, para Zezé es su hermana Gloria y Manuel Valadares, al que apoda "Portuga", un hombre mayor que su padre, que comenzó siendo su enemigo y que ahora le lleva en su flamante auto, le compra refrescos y le da consejos sobre la vida.
Un día, Zezé recibe uno de esos golpes que da la vida y siente que de un momento para otro, su mundo de fantasía se ha acabado, como si alguien hubiera cortado de un tajo su árbol de naranja-lima, cuando apenas va a cumplir seis años, Zezé se convertirá en adulto.



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