José Trigo es evocación, una imagen que se mira y se guarda en la memoria para ser contada algún día, para ser oída por oídos atentos, por ojos curiosos. José Trigo es la palabra del escritor que viene indagando su historia para contarla, para ser su testigo, mezcla de imaginación y de memoria, José Trigo es producto de la capacidad de recuerdo y de visión de los demás, de su facilidad para olvidar, inventar o mentir. Asi, no es sorprendente que el lector de José Trigo se vea remitido al Ulises, a Manhattan Transfer, a El Siglo de las Luces, a El tambor de hojalata, a Rayuela o a Pedro Páramo, por ejemplo, pero Fernando del Paso, ha partido de experimentaciones expresivas ya conocidas para llevar a cabo sus propias experiencias narrativas, sus propias búsquedas de lenguaje, de manera que ese lenguaje se convierte en un personaje más de la novela, quizá en el principal. Lenguaje realista y lineal para relatar la historia de los Cristeros; telegráfico casi en el caso de las cronologías; lenguaje mítico para referirse a los tiempos originarios, a la infancia; épico cuando se trata de las hazañas y reivindicaciones de los ferrocarrileros; lenguaje poético cuando son los sentimientos amorosos los que se expresan; alegórico cuando concierne a la naturaleza y al paisaje. Su lenguaje no se puede calificar, sin más, de barroco, no pretende hacer un alarde de conocimientos, cada palabra lleva la intención precisa de estar ahí donde se la ha colocado y de contribuir al retrato de los personajes, de ser ellos mismos. Personajes que son arquetípicos; seres cuyas actitudes y reacciones no son sólo típicamente mexicanas, sucesos que no se desarrollan únicamente en el plano nacional, puesto que son actitudes, reacciones y sucesos que se inscriben en la dimensión universal de cualquier tipo de lucha social e ideológica.
Escrita de manera concienzuda, como todas las obras del autor, Fernando del Paso estuvo enfrascado en su libro desde 1959 hasta 1966 y es una especie de búsqueda, búsqueda de la historia mexicana, de sus raíces, de sus luchas plagadas de fracasos y de constancia y fe en un futuro mejor. Dos situaciones anecdóticas le sirven para ir avanzando en la narración, dos revoluciones poco conocidas, no como las de Villa o Zapata, en este caso la Guerra de los cristeros o Cristiada (1926-1929) y el movimiento ferrocarrilero de 1960.
El libro es una especie de extensa parábola, no recomendable para lectores primerizos (palabras del propio autor) por su lenguaje sumamente complicado.
Esta Novela de Fernando del Paso está muy bien lograda, cosa que tiene mucho mérito, ya que fue su primera obra. Y hasta ganó de aquella algún premio que otro. Retrata muy bien a los personajes
ResponderEliminarEn efecto, era su primera novela.
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