miércoles, 28 de octubre de 2015

LA GUERRILLA

El Coronel Etienne Santamour (Jacques Destoop), está destinado en España durante la invasión de 1808, su hermano ha desaparecido y se sospecha que ha sido asesinado por patriotas españoles, pero no hay evidencia de ello, aunque los franceses tienen sospechas firmes de quienes son los culpables. El coronel se hace pasar por un soldado que regresa a su país convaleciente de unas heridas y se detiene en la venta de Valentín (José Nieto) para pasar la noche, entonces se pone en marcha el plan que los lugareños tienen para hacer desaparecer a los franceses, se trata de que aparezcan una serie de personas y establecer una tertulia que acabará en fiesta, mientras se hace beber al francés hasta que pierda el sentido y cuando esté en la cama, asesinarlo y tirarlo al pozo de la venta.
Sin embargo, Santamour, cuando le llevan a su habitación, se provoca el vómito para despejarse y hace una señal convenida a una patrulla que está a la espera en los alrededores, de manera que cuando el alcalde, el ventero y algún otro que se ha añadido al grupo, suben a su cuarto para asesinarle, el coronel les recibe a punta de pistola, al tiempo que sus soldados penetran en el patio de la venta.
Los detenidos son sometidos a juicio sumarísimo y condenados a muerte.


El guión, de Bernard Revon y Rafael J. Salvia, se basa en una obra de teatro de José Martínez Ruiz "Azorín", estrenada con gran éxito en el madrileño Teatro Benavente el 11 de enero de 1936.
Algunos críticos han querido ver en ella una obra de carácter pacifista, una especie de aviso a navegantes premonitorio sobre los trágicos hechos que estaban a punto de asolar España.


La película, rodada en la última etapa del franquismo, es una coproducción hispano-francesa. El pretexto esgrimido para escoger esta obra, fue el centenario del nacimiento de Azorín, al que se pretende rendir homenaje.
El guión cambia algunos aspectos del original, introduce al personaje de El Cabrero (Francisco Rabal) desde el principio (Azorín lo hace bastante más avanzada la obra); a los militares ingleses (que en el texto teatral no están) y algunas otras cosas de menor entidad, respetando en general el espíritu de la obra.


Con unas actuaciones correctas, en las que el gran plantel de secundarios, destaca por encima de los protagonistas y una fotografía que, a pesar de estar firmada por José F. Aguayo, tampoco es que sea nada del otro mundo, como la partitura musical, del maestro Parada que incluye algunos temas folclóricos para mayor lucimiento de La Pocha, protagonista femenina del film.
Los exteriores se filmaron en La Alberca, Buitrago y Mora de Toledo y la ambientación tiene algunas cosas que llaman la atención por lo excéntricas, como introducir de repente la tradición de la alcaldesa que se nombra en Zamarramala, así de buenas a primeras o los fusiles que utilizan los guerrilleros españoles, que parecen carabinas, mucho más modernas del armamento utilizado en la época y, más por los guerrilleros que, del trabuco no pasaban por lo general.


La película trata de huir de clásico patrioterismo, porque aunque se muestran desmanes por parte de la tropa de ocupación, el protagonista es un tipo de cierta integridad que se presenta rescatando a un niño de perecer ahogado y cuya actuación final, prefiriendo morir fusilado con sus hombres a escapar, le dota de una altura ética y moral que en otras ocasiones no se da a la figura del gabacho.
A pesar de todos los esfuerzos, La guerrilla da la impresión de un producto trasnochado y al que no se ha sabido dar el tratamiento que requería, ni a través de sus personajes; ni de la historia de amor entre Juana María (Julia Saly "La Pocha") y el coronel, a la que le falta fuerza dramática; ni mucho menos al acto de valor y entereza del militar francés pues, a pesar de la expresividad que sabe darle a la escena final, con los franceses cantando A la claire fontaine, creo que Jacques Destoop, tampoco es que sea un dechado de garra a la hora de afrontar su actuación.







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