jueves, 28 de mayo de 2015

EMILIA SERRANO, BARONESA DE WILSON

Esta granadina, nacida allá por 1833 o 1834, envuelta desde su nacimiento en un cierto misterio alrededor de su vida, supone uno de esos casos de mujeres inquietas en un mundo que aún no estaba preparado para que ellas tomaran las riendas de su propia vida.
Una pionera en muchos sentidos, integrante de ese grupo de féminas que abrió camino para que definitivamente, la mujer se incorporara de pleno derecho a la vida en su más amplia acepción.
Apenas una niña, viajó con sus padres a París siguiendo a la reina Isabel II, allí conocería a algunos de los nombres más relevantes del panorama literario del momento que visitaban la casa de D. Ramón Serrano y Dª María García, padres de nuestra protagonista, nombres como Lamartine, Dumas (hijo) o Martínez de la Rosa, no le fueron desconocidos y, de hecho, más adelante colaboraron en revistas editadas o dirigidas por Emilia Serrano; a otros, como Cecilia Böhl de Faber y Larrea (Fernán Caballero), les conocería después. A la educación que recibió de sus padres, en el prestigioso colegio del Sacre-Coeur parisino, hay que unir dos cosas fundamentales, los viajes por el continente europeo, que le llevaron a dominar varios idiomas y su afición por la lectura. Los libros que encontraba, sobre todo en la biblioteca de Máximo, un vecino de avanzada edad de la casa que frecuentaba la familia junto al lago Como, fueron despertando en ella la curiosidad por conocer mundo y en especial un continente: América. Ella misma relata la impresión que le produjo la lectura de "El último mohicano", de Fenimore Cooper. Autores como Humboldt y otros grandes científicos viajeros del XIX, junto a las crónicas de autores españoles (Alonso de Ercilla, Díaz del Castillo, Las Casas...), influyeron definitivamente en sus escritos sobre Hispanoámerica.
Emilia había conocido en París a Enrique Wilson, con el que se casó y tuvo una hija. Pronto murió el barón, del que ella tomaría el título que ni siquiera está claro que de verdad le correspondiera, falleció también su pequeña hija, Margarita Aurora. Se volvió a casar con el Dr. Antonio García Tornel. Emilia había tenido una apasionada relación con José Zorrilla que, al parecer, la nombra bajo el seudónimo de Leila en algunos de sus poemas, de hecho, investigaciones posteriores, dan pie a pensar que Margarita Aurora fue, en realidad, fruto del amor entre el poeta vallisoletano y Emilia, aunque por conveniencia fue inscrita como hija de Enrique Wilson.
Emilia Serrano recorrió el continente americano desde la Patagonia hasta Canadá, no como una turista, sino recogiendo todo tipo de experiencias y haciendo amistades que le reportaron conocimientos de primera mano. Nunca fue una militante por la causa de las mujeres, no tuvo problema alguno en escribir sobre moda o buenas costumbres en algunas de las revistas para las que trabajó, o en alguno de sus libros, pero a esto hay que unir sus escritos sobre otros asuntos en los  que reflejaba los conocimientos adquiridos sobre las regiones que visitaba, desde folclore o historia, hasta etnografía, geografía o literatura.
La Baronesa de Wilson fue una pionera, cuya figura es desconocida por varias razones, además de por ser mujer, porque este periodo de finales del XIX, principios de XX, está descuidado y también por ser española, sus coetáneas escritoras-viajeras británicas de la época victoriana, ya recibieron reconocimiento, incluso en vida.
Sus seis viajes a América (en aquella época, con las dificultades que suponía y lo largo que era el viaje), se prolongaron durante 30 años, publicó más de 20 libros y fue la primera española en viajar en solitario por América, además en un tiempo en el que una mujer viajando sola era sospechosa y víctima de la más cruel maledicencia.
Con la mitad de lo que hizo Emilia Serrano, si hubiera nacido en otro país, no me cabe duda de que sería una figura de renombre.



2 comentarios:

  1. La verdad es que no la conocía, pero he leído muy atentamente, la biografía que has hecho a groso modo de esta mujer, y se que que su vida fue muy azarosa. Una mujer muy valiente, y muy adelantada para sus tiempos. Desde luego que sí, que si no fuese española, tendría mucho más prestigio y renombre.

    Saludos Trecce.

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