martes, 25 de marzo de 2025

TRES NOCHES

 

Una mujer llamada Susan Morrow se sorprende e inquieta cuando recibe un paquete que contiene el manuscrito del primer libro de su exmarido, Animales nocturnos. Junto a las páginas mecanografiadas, una nota en la que Edward la invitaba a leerlo y a que le envíe una nota con lo primero que se le venga a la cabeza, pues siempre la había considerado como su mejor crítico. 
El libro que recibe Susan es una historia que tiene algo de desagradable y violenta: Tony Hastings, un profesor de matemáticas, conduce a su familia hasta su casa de verano en Maine. Todo es agradable hasta que, en mitad de la noche, los Hastings son abordados por tres hombres que conducen otro automóvil por la misma carretera que ellos y, tras haberlos acosado, les han obligado a detenerse. Dos de los hombres suben al coche con la mujer de Tony, Laura, y su hija, Helen, y se marchan; el otro conduce a Tony hasta un claro del bosque y lo abandona. Lo que sucede a continuación resulta espantoso. 
Al tiempo que lee el libro de su exmarido, Susan no puede dejar de recordar su época de matrimonio con Edward y repasar cómo es su actual matrimonio con un cirujano mujeriego llamado Arnold. 
Resulta curiosa la historia de esta novela que no obtuvo demasiado éxito cuando fue publicada por primera vez en EE.UU. en 1993, a pesar de haber sido elogiada por el Premio Nobel Saul Bellow. Seis años después de que un entusiasta editor la reeditara en el Reino Unido, fue llevada al cine en un film titulado Animales nocturnos, dirigido por Tom Ford y protagonizado por Amy Adams. 
El libro del norteamericano Austin Wright es sencillo en cuanto a trama y narración, pero complicado a un tiempo. A primera vista, la venganza es su tema principal, pero en el fondo hay algo más y ese algo es el poder que tienen las historias, las palabras impresas, para dejar poso sobre nosotros, lectores de libros e incluso influír en nuestras propias vidas, jugando con nuestras mentes.



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